"El secreto de ser aburrido es decirlo todo"

Voltaire.

martes, 20 de diciembre de 2011

RAJOY EN ESTADO PURO.


Cabe esperar que el duro programa que viene anunciando Rajoy no lo sepamos cuando se comience a aplicar tras su publicación en el Boletín Oficial del Estado. Luego falta que la economía crezca. Si no ha aclarado cómo hará lo demás, menos esperamos que nos aclare esto último.

"En asuntos de trascendental importancia el estilo, que no la sinceridad, es fundamental".
La importancia de llamarse Ernesto.
Oscar Wilde

Fue Maquiavelo el que recomendaba al gobernante que los disgustos al pueblo debía dárselos de sopetón. El no lo decía así. “Las injusticias se deben hacer todas a la vez a fin de que, por gustarlas menos, hagan menos daño”, escribió el pensador florentino. Rajoy no debe conocer este consejo, o más probablemente no lo comparte. Porque desde que habla como gobernante, no hace otra cosa que anunciar sacrificios a los ciudadanos y no termina de desvelarlos. En su discurso de investidura tampoco lo hizo.

Ya se ha dicho, en todas partes, fue un discurso plagado de figuras retóricas. “Debemos sembrar con urgencia, si queremos que brote lo antes posible”. “A la salida de la crisis no habitaremos el mismo planeta”. “Las nubes de la pesadumbre ocultan el cielo”. “Desaparecerán los nubarrones, levantaremos la cabeza”. Rajoy repitió cosas así una y otra vez. “A Dios pongo por testigo que jamás volveré a pasar hambre”. Esta última, ya lo sabe todo el mundo, no es de Rajoy. ¿Pero, a que cuadra perfectamente con el lenguaje empleado?. Este despliegue oratorio puede explicarse por tres motivos.
Primero. La solemnidad del paso que daba Rajoy: ser investido presidente del Gobierno,...y por mayoría absoluta, debió hacerle pensar que merecía un discurso alejado de las triquiñuelas políticas o de aburridos tecnicismos.
Segundo. Los cinco millones de parados y la crisis lacerante no daban para discursos alegres. Y la retórica que empleó Rajoy, más que épica, como han dicho los de su partido, fue especialmente sombría.
Pero hay una tercera y principal razón para tanta metáfora y tanta frase que no dice nada. Rajoy se debía haber propuesto ayer lo de siempre: no aclarar nada de lo que piensa hacer. Y sólo como lo hizo, con retórica y más retórica, se es capaz de conseguirlo sin retirarse de la tribuna a los pocos minutos.

Mi intención no era hablar de esto sino de las medidas de gobierno del PP para salir de la crisis. Con lo que ha dado de sí la investidura las posibilidades son limitadas. Rebañaré también lo que aportó de nuevo en las réplicas a los grupos de la oposición.

Básicamente Rajoy y su equipo económico se han propuesto tres cosas:

Lo primero: cumplir a rajatabla el recorte que Zapatero presentó a Bruselas, o mejor que Bruselas le impuso a Zapatero: O mejor aun, que Zapatero se dejó imponer por Alemania y el Banco Central Europeo. Ese recorte dice que el año que viene se ha de gastar entre 16.500 y 17.000 millones de euros menos. Basta con mirarlo en el Programa de Estabilidad redactado hace un año. ¿Cómo recortará Rajoy? Pues basta también con mirar ese documento. Lo conté aquí en otro artículo hace tres semanas. Ese recorte es para el conjunto de las Administraciones Públicas. Y no es el Estado el que ha de recortar (si las cosas no empeoran) sino las Comunidades Autónomas. Incluso el Estado podría tener cierto margen de aumento. Entonces ¿Rajoy que pinta en esto? Su papel puede ser determinante, porque debe obligar a las autonomías a que recorten. Y las puede ayudar ¿Cómo? No quiero dar pistas sobre medidas a las que soy contrario y que Rajoy no necesita, pero, por ejemplo decretando un nuevo recorte a los empleados públicos. No hay que olvidar que hay más en las Comunidades.

Lo segundo: también es continuar otra tarea ya emprendida. Sanear los bancos y cajas. Las entidades tienen un lastre. Prestaron muchísimo dinero con casas o suelo como garantía. El dinero no lo sacaron de la nada. Una parte lo pidieron a su vez prestado en el extranjero. Ahora tienen que devolverlo, pero muchos de los créditos que dieron no se los devuelven. Se han quedado con casas y suelo que valen ahora mucho menos. Y claro, bancos y cajas no pueden devolver el dinero que a su vez deben fuera pagando con casas y suelo desvalorizado. Eso les hace que ahora no presten. Siguen ganando mucho dinero y cuando necesitan devolver préstamos o invertir más, se lo piden al Banco Central Europeo, que presta sin límite a los bancos, aunque se lo niegue a los Estados. El PP se propone dar solución a esto. Hay dos formas: que los bancos y cajas reconozcan en sus cuentas que las casas y suelo que se han quedado valen muy poco y asuman que tienen que perder mucho dinero durante mucho tiempo, “les cueste lo que les cueste”, como dijo para sí Zapatero. O que haya una institución que les compre esas casas (eso sí, a menos de lo que costaron) para librarlos de esa carga. Y los bancos y cajas puedan decir “aquí no ha pasado nada”. Ese “paganini” sería en última instancia el Estado, al menos en parte. Es lo que se denomina constituir un banco malo y que podría muy bien llamarse banco malísimo, a la vista de quien acarrearía con los gastos. Los ciudadanos, que son los dueños del Estado, se “comerían” el problema generado por los bancos. Esta podría ser una fórmula empleada para ese saneamiento financiero. Ya veremos.

Y lo tercero: es lo más obvio, y posiblemente lo más contundente: otra reforma laboral. Como en cada crisis, se trata de salir de ella reduciendo las garantías del trabajador y dando más libertad al empresario para que modere salarios y despida más fácil. Ayer Rajoy, en una réplica pareció que se inclinaba por el llamado contrato único, algo que vienen rondando hace tiempo. Tendría una indemnización que iría a más según pasaran los años, pero siempre más baja que la actual. El argumento es que sólo habría ese tipo de contratos. Pero como lógicamente se deberían mantener los derechos de los contratos actuales, sería otro contrato a añadir a la larga lista: de único nada. Una manera imaginativa de abaratar el despido. Además se reduciría la capacidad de negociación colectiva para las empresas medianas y pequeñas. Para promover todo esto se recurre de nuevo al argumento falaz de que no hay flexibilidad en la contratación y el despido. ¿Si no la hay cómo es posible que España sea el país donde se crea empleo más rápido y se destruye a más velocidad?

Los detalles de la reforma del sistema financiero (de bancos y cajas) y de la reforma laboral no las dio Rajoy. Son posibilidades, deducidas de lo que dice y de lo que dicen otros que le asesoran. Así estamos a estas alturas: husmeando. Cabe esperar que el duro programa que viene anunciando no lo sepamos cuando se comience a aplicar tras su publicación en el Boletín Oficial del Estado.

Y después de todo, lo que luego falta es que la economía crezca. Es también un deseo de Rajoy. Si no ha aclarado cómo hará lo demás, menos esperamos que nos aclare esto último. 

jueves, 1 de diciembre de 2011

¿OTRA REFORMA LABORAL? YA VAN CATORCE.

Si de algo adolece el mercado laboral español es de flexibilidad. Las numerosas reformas laborales han configurado la carta más variada de contratos a gusto de cada empresario con modalidades de despido y contratación múltiples.

"No se pierde la esperanza por haber entrado en el Infierno. Se entra en el Infierno por haber perdido la esperanza".
José Luis Pinillos.


Por enésima vez la zona euro se salva de la quema por una acción de las autoridades. Eso dicen. En este caso del Banco Central Europeo, en una acción coordinada con otros bancos centrales. Han pactado prestar conjuntamente a los bancos el dinero que necesiten y en la divisa que deseen. Evitarán así que tengan problemas para hacer frente a pagos. Pretenden además que, si pueden conseguir dinero más fácil, lo presten a las empresas y a las familias. Las bolsas subieron casi con euforia, como síntoma positivo, las primas de riesgo bajaron (se redujo el sobrecoste que debemos pagar en relación a lo que paga Alemania por pedir dinero prestado). Y se recuerda que a punto hemos estado de caer al abismo....de nuevo ¿No suena esta música? ¿No es la misma que se escucha cada poco tiempo? Y después vuelta a empezar.

En fin, con esa música de fondo, me detengo en otra cosa que también se escucha cada poco tiempo: la reforma laboral. No hay Gobernador del Banco de España que se precie, ni analista financiero (sí, sí financiero, no laboral) que no haya abogado reiteradas veces en su vida por una reforma laboral. Tampoco hay presidente del Gobierno, ni ministro de trabajo que no haya hecho alguna reforma laboral. He hecho repaso y me salen 14 reformas del Estatuto de los Trabajadores desde que se promulgó, en 1980. No sé si me dejo alguna. Y salvo algún caso, los cambios han ido en la misma dirección: reducir garantías al trabajador y dar mayor discrecionalidad al empresario. Es lo que se suele llamar “flexibilizar el mercado de trabajo”. Ahora se avecina otra más.

¿Cual es el fundamento de esa flexibilidad inalcanzada? Dicen sus partidarios que el mercado de trabajo español es rígido. Quieren decir que es difícil despedir y que por ello, los empresarios no se animan a contratar.
Veamos: España es el país de la Unión Europea donde se han despedido más trabajadores durante la crisis: entre 2007 y 2011 se han destruido 2.354.000 empleos. ¿No es un contrasentido decir que es más difícil despedir donde más se despide?
Pero al mismo tiempo, España es el país donde más se contrató durante la etapa de bonanza económica: entre 2003 y 2007 se crearon 3.051.000 puestos de trabajo. ¿No es un contrasentido decir que es difícil contratar donde más se contrata?

Las numerosas reformas laborales han configurado la carta más variada de contratos a gusto de cada empresario con modalidades de despido y contratación múltiples. ¿Esto es rigidez? Al contrario. Si de algo adolece el mercado laboral español es de flexibilidad.

Se puede argumentar: el despido es fácil, pero es caro. ¿Más caro que en otros sitios de Europa? Eso se dice, pero apenas se compara. Y cuando se compara se hace de forma falaz. Se toma, por ejemplo la modalidad con indemnización más cara de nuestros múltiples contratos, esto es, 45 días por año trabajado. No es correcto, porque todo el mundo sabe que se puede despedir mucho más barato. Tan barato como no pagar ni un céntimo para los contratos temporales, que tiene más del 30 por ciento de los trabajadores: basta con que termine el breve contrato y no renovarle. Al resto también se les puede pagar en muchas circunstancias bastante menos de 45 días. La ley lo facilita.

Las normas laborales de contratación, despido, negociación colectiva no hacen que se cree más, ni menos empleo. Es una falacia. En España rigen las mismas normas laborales en Andalucía que en Navarra. Sin embargo, en Andalucía el paro llega al 31 por ciento y en Navarra al 12 por ciento. La razón está en la actividad económica de cada zona: en Andalucía, por ejemplo pesa más la actividad de la construcción (la que más empleo ha perdido en la crisis). También el turismo (con una contratación muy inestable y muy sujeta a variaciones, como la estación del año o la situación económica de otros países cuyos ciudadanos vienen de vacaciones). O una agricultura de grandes fincas que necesitan mano de obra sólo cuando se recoge la uva o la aceituna.

Navarra en cambio tiene mucha industria, que es más estable, pese a los embates de la crisis. Tiene menos turismo. Y tenía menos construcción cuando esta se hundió. Es decir, la composición de su economía se acerca algo a ese ideal que se buscaba, aunque sin mucho afán, cuando se hablaba de un cambio de modelo.

Es precisamente ese modelo económico de rápido crecimiento basado en la construcción y en el turismo el que creó puestos de trabajo inestables en los años buenos y los destruye en los años crisis.

Escucharemos en los próximos días una propuesta imaginativa: el contrato único. Con una indemnización que iría a más según pasaran los años, pero siempre más baja que la actual. Como lógicamente se mantendrían los derechos de los contratos actuales, sería un nuevo contrato a añadir a la lista: de único nada. Otra forma rebuscada de abaratar el despido.

La reforma laboral no se queda ahí. Pretende más cosas: reducir la capacidad de negociar los salarios de forma colectiva en las empresas pequeñas y medianas. La consecuencia será que tendrán menores salarios. Sin embargo, en España ha regido la moderación salarial en los últimos tiempos. Desde que comenzó la crisis, la suma de todos los sueldos ha crecido el 2,5 por ciento. Las ganancias de las empresas casi el 11 por ciento.

El empleo lo crea la actividad económica: un empresario contratará si tiene expectativa de hacer negocio. Y sólo habrá negocio si se consume y se invierte. ¿Alguien piensa que escuchando un día sí y otro también algo que no entiende, pero que se resume en “esto se hunde”, el ciudadano va a consumir? Eso si no está en paro él o alguien de su familia. ¿Alguien cree que un empresario va a invertir si el banco no le presta dinero? ¿Y sabe además que el consumidor no le va a comprar?

¿Cómo salir de este círculo? Hace mucho que se inventó la fórmula: es el Estado el que debe gastar lo que el ciudadano y el empresario no gastan. Se rompería así la inercia a la depresión. No lo cuento para aportar alternativas que no he inventado, sino para aclarar que existen.

Para terminar: escuchaba hoy por la Cadena SER al presidente de una caja, La Kutxa, que anunciaba el topicazo de “la tormenta perfecta”. Una expresión que en economía no significa nada en concreto, pero que suena a fin del mundo. Y añadía que la duda ahora es si se salvará alguien. No sé si se refería a su sector. Pero me sonaba a algo así como a un incendio en un local público abarrotado. Alguien gritó ¡fuego! Hubo incontables víctimas. Ninguna abrasada por las llamas. Todos los muertos lo fueron por aplastamiento.

jueves, 24 de noviembre de 2011

CUATRO COMA CUATRO. LA QUE SE AVECINA

El PP parte con una ventaja sobre el gobierno de Zapatero: la comprobación empírica de que la política de ajuste y recorte no ha servido para recuperar la economía, ni para reducir el coste de la deuda pública.

Dios no perdona los pecados que manda cometer”
El Evangelio según Jesucristo
José Saramago
                                                                                         
Un amigo con el que me encontré días antes de las elecciones me elogió el plan de ajuste de Zapatero. Precisamente eso que ha pesado para que muchos de los votantes abandonasen a los socialistas. Era lo que había que hacer, me insistió. No entendía bien su razonamiento: si Zapatero hizo lo que había que hacer, ¿por qué no pensaba votar a los socialistas, como me había confesado? ¿Por qué castigarles ahora con el apoyo al PP? No lo dudó un instante. Porque Rajoy va a seguir a rajatabla con el ajuste que diseñó el gobierno socialista. Y Rubalcaba no.

Mi amigo tenía razón. No por aplaudir el ajuste de Zapatero, ni por votar a Rajoy. Sino porque escuchó perfectamente a los responsables del PP, empezando por el propio Rajoy, que su primer compromiso era cumplir lo acordado con la Unión Europea para la reducción del déficit. Consiste en que ni el Estado, ni las Comunidades Autónomas, ni los Ayuntamientos gasten mucho más de lo que ingresan. Esto, que parece tan sensato, lo cumplió España con creces durante los años de crecimiento económico. Desde luego, lo cumplió mucho más que Alemania o que Francia. También lo cumplió Irlanda. Y sin embargo no evitó que la crisis haya sido aquí más virulenta y que por tanto, el déficit, ese gasto por encima de lo que se ingresa, se disparase cuando vinieron las vacas flacas.

Pero volvamos al compromiso de reducción de déficit. Fue el eje principal del plan de ajuste de Zapatero en mayo de 2010, cuando cedió a las imposiciones de los que más mandan en Europa: Alemania y el Banco Central Europeo, apoyado por el resto. El argumento es que había que tranquilizar a los mercados. Desde entonces, lejos de tranquilizarse, los mercados han estado cada vez más nerviosos. La ya famosa y pesada prima de riesgo (lo que paga España de más que Alemania por pedir dinero prestado) estaba entonces en 160 puntos. Decían que era mucho. Ahora está de 450 puntos para arriba.
Pues bien, ese ajuste en cifras supone que todas las Administraciones Públicas (Estados, Comunidades, Ayuntamientos, Seguridad Social) van cada año reduciendo su déficit. Este 2011 debe terminar con un déficit que equivale al 6 por ciento de todo lo que produce España, su PIB. En dinero esto supone unos 64.000 mil millones de euros.

Y sigue el compromiso con la Unión Europea: el año que viene el déficit debe reducirse más y representar el 4,4 por ciento de la producción del país (del PIB). Lo expresamos en dinero: son 47.000 millones. Se da la circunstancia de que debido a la crisis y a bajadas de impuestos anteriores ni el Estado, ni ninguna otra administración, consiguen ahora recaudar más cada año. Por ello, la reducción del déficit se hará recortando el gasto. Eso significa, que el año que viene habrá que gastar 17.000 millones de euros menos que este. Es el compromiso que Zapatero asumió con la Unión Europea y que Rajoy quiere cumplir por encima de todo. Por ciento, el Partido Popular votó en contra de estas cifras en el Parlamento cuando se presentaron en 2010. Eso le congraciaba con la opinión pública, contraria a los ajustes. Un politólogo diría que fue pura estrategia. Otro análisis más directo concluiría que...¡Vaya morro!

¿A quien le tocará hacer el recorte? Estos días no se escucha o se lee otra cosa que al Gobierno del PP. Sí, esta claro,... el PP gobierna en todas las administraciones...¿Pero al Gobierno de Rajoy? Pues no. Una lectura detallada del Programa de Estabilidad de España, que es donde figura este compromiso, señala que serán las Comunidades Autónomas las que tendrán que recortar,... y recortar incluso más. El año que viene el conjunto de las Comunidades Autónomas deberán recortar 21.000 millones de euros de sus gastos. De acuerdo con este compromiso, el Estado, al contrario, podrá incrementar su gasto en cerca de 10.000 millones de euros. Sí, sí. Es lo que se desprende del documento enviado a Bruselas. Y esto, en el supuesto, muy optimista de que los presupuestos de este año se cumplan. Y de que el año que viene los ingresos de las Administraciones Públicas no bajen. Es algo difícil, porque el Estado y las Comunidades están recaudando menos de lo que esperaban.

El Estado, las Comunidades y los Ayuntamientos gastan menos por porque se lo impuso la Unión Europea. Como gran parte de la actividad económica depende de ellos (y más ahora que las empresas y las familias gastan poco) la actividad económica se para. Y si hay menos actividad económica el paro aumenta, se recaudan menos impuestos y el Estado, Comunidades y Ayuntamientos tienen problemas para reducir el déficit. Es el círculo vicioso al que nos ha llevado el ajuste.

Y lo peor, cada vez hay menos de donde recortar. Además, la mayor parte del gasto de las Comunidades Autónomas, el 66 por ciento de todo el gasto, es para gasto social y Estado de Bienestar. Los 21.000 millones citados de recorte, es tal cantidad que podría afectar seriamente a ese gasto necesario para la mayoría de los ciudadanos.

Rajoy no es quien tendrá que emplear la tijera. Los harán otros gobernantes de Comunidades, la mayoría del partido que dirige Rajoy. Pero su gobierno es el que debe decidir si mantiene ese compromiso de recorte, lo modifica o lo retrasa. Eso es competencia del Gobierno de España. No se puede escudar en que lo decidió Zapatero.

El PP parte con una ventaja sobre el gobierno de Zapatero: la comprobación empírica de que la política de ajuste y recorte no ha servido para recuperar la economía, ni para reducir el coste de la deuda pública. Al contrario, ha provocado un hundimiento todavía mayor y una prima de riesgo cada día más alta. 

jueves, 17 de noviembre de 2011

¿CONFIANZA?....BUENO, ESO DEPENDE


Mientras Rajoy hablaba en la Cadena SER, la prima de riesgo española, la diferencia entre el interés que debe pagar por la deuda pública el de Alemania, se disparaba y llegaba a niveles tan insólitos como la falta de concreción de Rajoy.

"Cuando no se cree que las ideas tienen consecuencias, se acaba por sufrirlas".
Susan George
Le Monde Diplomatique



He escuchado a Mariano Rajoy en la Cadena SER entrevistado por Carles Francino y no doy crédito. Su falta de claridad sobre lo que va a hacer llega a límites no superados hasta ahora. Se me puede decir que esto no es novedad. Siempre ha sido así. Pero ahora no es siempre. El silencio, la inconcreción en asuntos sociales y económicos e incluso la pasividad de Mariano Rajoy se han entendido siempre como una estrategia, en parte calculada y en parte nacida de su propio temperamento. Me consta que su propio equipo alentaba esta forma exacerbada de prudencia. Todo eso podía valer como estrategia hasta que llegara la hora de la verdad. La hora de votar está próxima y en lugar de revelar lo que va a hacer, la oscuridad ha ido en aumento. Como la prima de riesgo de la deuda pública española, la falta de concreción de Rajoy, sube y sube y nada la detiene.
La situación ha llegado hasta tal punto que apenas dice una cosa e instantes después se retracta si entiende que ha dicho algo comprometido. A la pregunta de si los pensionistas debían pagar parte de las recetas, Rajoy contestó primero: “No hay que descartarlo”. Apenas unos segundos después se corregía: “No estoy porque los pensionistas paguen por los medicamentos, con franqueza”.
Incluso en asuntos menos “gordos” evita aclarar lo que va a hacer si gobierna. ¿Partidario de que se permita fumar en lugares reservados en los bares. Si o no? le pregunta Francino. La contestación: “Mire, todas las respuestas tienen sus matices, no me diga si o no, porque ese no es el tema”.
Tal es la mecánica que ha adquirido para no aclarar nada, que cuando le ha preguntado que si el responsable de economía en su gobierno sería ministro o ministra, la respuesta ha sido: “Bueno, eso depende”, para añadir que ya lo tenía decidido. Nadie le obligaba a revelarlo, bastaba con haberse negado a ello. En este caso era lo normal, pero Rajoy ha llegado a convertir la inconcreción en un tic.
Volvamos a la economía. Aunque no revela nada de lo que quiere hacer, Rajoy explica cual es su receta para la recuperación económica: la confianza. Es la receta neoliberal y se basa en la siguiente lógica: todo ha de supeditarse a que los mercados recuperen la confianza en hacer dinero, los empresarios la confianza en que van a vender o los consumidores en que podrán comprar sin quedarse sin empleo. Lo sorprendente es como entiende Rajoy que se recupera la confianza. O como dice que entiende, porque no creo que de verdad piense de manera tan simplista: “la confianza requiere bastantes cosas, por ejemplo, para mí, que haya un cambio político en España ya crea confianza. Que se nombre un gobierno serio y competente y con gente que sepa hacer su trabajo y las cosas también da confianza...
Mientras Rajoy hablaba, la prima de riesgo española, la diferencia entre el interés que debe pagar por su deuda pública y el que paga Alemania, se disparaba y llegaba a niveles tan insólitos como la falta de concreción de Rajoy. Rozaba los 490 puntos, que luego incluso superó.
En el mundo de las finanzas, los inversores, los especuladores para ser más preciso, toman sus decisiones, compran y venden acciones o títulos de deuda pública antes de que se produzca un acontecimiento que afecte a esos títulos. Por eso se les llama apuestas,...se anticipan cuando lo que va a ocurrir parece ya muy claro. Antes de que una empresa presente sus resultados, los inversores compran acciones de esa empresa, porque dan por seguro que los resultados van a ser buenos. Cuando estos se confirman ya no compran. Lo habían ya descontado, se dice en el argot inversor. El anticiparse es la clave para ganar en el mercado. Pero también contribuye a que el mercado sea peligroso, porque un exceso de apuestas en una dirección, es decir que todos quieran hacer lo mismo, provoca subidas o bajadas muy intensas de los precios de los títulos, genera burbujas.
Rajoy sabe todo esto, claro está. Y habrá comprobado que el interés de la deuda pública  española se viene disparando los últimos días de la campaña, y consecuentemente se dispara la prima de riesgo. Si leen las encuestas, los inversores en el mercado de deuda sabrán que todas coinciden en que Rajoy va a ganar las elecciones. Y que lo va a hacer por mayoría absoluta. Con esa creencia los inversores, los especuladores, están castigando a España. ¿Esa es la confianza que genera a los mercados que vaya a haber un cambio político en España y que se vaya a nombrar un gobierno serio y competente?
Naturalmente, cabe pensar que la prima de riesgo española se dispara por diversas razones, no tan simplistas y todas vinculadas a la especulación. Pero pensar en clave de mercado, en clave neoliberal y en clave de déficit y austeridad, nos lleva a la conclusión que antes he hecho.
Esto de los mercados, como la falta de claridad de Rajoy, contienen muchos sobreentendidos que se ocultan explícitamente. Se llaman más recortes, ajustes o reformas laborales.
Lo que no encaja en todo esto es la insistencia de Rajoy en que a la gente hay que decirle las cosas de verdad. O al menos por ahora. Y es que ya lo dijo su número dos, María Dolores de Cospedal: van a protestar mucho cuando el Gobierno diga todo lo que hay que hacer para sacar el país adelante. Eso queda para después de las elecciones.

lunes, 14 de noviembre de 2011

PROHIBIDO QUEJARSE, BAJO MULTA DE PRIMA DE RIESGO.

La dinámica, sube la deuda pública,...se hace un ajuste,...sube aun más la deuda y pido el rescate con más ajuste,...y vuelve a subir aun más la deuda, ha persistido desde que la Unión Europea optó por la solución griega.

De lo único que tenemos que tener miedo es del miedo mismo.
F.D. Roosevelt


Llevamos unos días que las noticias económicas producen angustia. No ya malestar. Eso era antes. Ha pasado tanto tiempo, que el malestar se ha trastocado sólo en miedo. De tal manera se cuentan las cosas, que expresar malestar parecería imprudente: cualquier gesto puede provocar un aumento de la prima de riesgo.

El pasado 28 de noviembre la Encuesta de Población Activa confirmó que sigue la sangría del paro, que afecta a casi cinco millones de personas. El pasado viernes supimos que en el tercer trimestre, el de verano, con el turismo y todo, la economía española se estancó, no creció nada. En las dos semanas que hay en medio de ambas noticias no hemos vivido más que sobresaltos: dejemos pues lo auténticamente grave, para adentrarnos en una truculencia casi onírica.

Papandreu en Grecia se aventuró en convocar un referéndum para preguntar a los griegos si querían hacer nuevos sacrificios a cambio de que les presten dinero (eso es el plan de rescate). Hubo casi unanimidad: Europa se iría al traste si a los griegos se les dejaba decidir sobre el grado de sacrificios que los griegos deben hacer. Todo muy lógico. Ni Atila tuvo la capacidad de destrucción que ahora se otorga a los griegos. Hoy ya no queda ni referéndum, ni Papandreu. Eso indica que la capacidad de destrucción está en otro sitio.

Los principales gobernantes del mundo, de los países que integran el G-20, se reunieron el 3 y 4 de noviembre en Cannes. Debían adoptar soluciones a la crisis. Desde 2008 iba a ser el directorio económico mundial. De él saldría la regulación financiera que acabaría con los excesos que llevaron al hundimiento. Y todavía estamos esperando. Esta vez, en la sexta cumbre, decían que el programa era ambicioso: se incluía entre las propuestas implantar un impuesto mundial a las transacciones financieras internacionales. Pero nada,...se cruzó lo de Grecia y su inoportuno referéndum. Los gobernantes del mundo se turbaron de tal manera que no pudieron sacar adelante nada de importancia. Y encima, allí estaba Berlusconi, para complicarlo todo con su presencia.

Nuevo susto: ahora es Italia. Su deuda pública es la que cae en picado, con lo que el interés de la misma se ha disparado. Lo explico: por ejemplo, un título de deuda vale 1000 euros y recibe un interés de 50 euros. Tiene un tipo de interés del 5 por ciento. Si quien tiene ese título lo vende en el mercado y le dan sólo 800 euros, el nuevo propietario, al cobrar los 50 euros de interés, obtiene y una rentabilidad del 6,25 por ciento.

La prima de riesgo italiana, la diferencia entre el interés que debe pagar por su deuda y la de Alemania, ha llegado al nivel que tuvieron Grecia, Irlanda y Portugal, cuando las rescataron. (ahora estos países tienen una prima de riesgo claramente más elevada, por lo bien que les ha ido el rescate). La lógica económica, el sentido común, dice que un país debe ser rescatado (debe recibir préstamos del fondo europeo, del FEEF, a cambio de fuertes ajustes) si no tiene dinero para pagar. Depende pues, no sólo del tipo de interés de su deuda y de la cantidad de deuda, sino de algo más importante: su capacidad de pago. Pero la lógica especulativa del mercado dice que puede ir al rescate cuando llegue a ese listón. Y si lo dice la lógica de los que especulan, no hay más que hablar: estos venden en masa deuda italiana, con lo que su interés sube. E Italia, cuando saca a la venta nuevos títulos de deuda debe dar ese interés más elevado si quiere que se la compren.

La dinámica, sube la deuda pública,...se hace un ajuste,...sube aun más la deuda y pido el rescate con más ajuste,...y vuelve a subir aun más la deuda, ha persistido desde que la Unión Europea optó por la solución griega. Ahora la cultura popular asocia el rescate con “el doctor muerte”, en lugar de con una medicina para sanar.

El primer ministro italiano Silvio Berlusconi ha gobernado durante años toreando a la justicia pese a estar imputado en tres causas y ser investigado por otras dos. Era un escándalo con el que convivía. Ahora, por algo completamente distinto: la crisis y la especulación sobre la deuda pública, se ha va visto obligado a dimitir. Salvando las distancias, el caso recuerda al de Al Capone, perseguido infructuosamente por la justicia, pese a su actividad criminal, y cazado por fraude al fisco, lo que le supuso la cárcel y el fin de su carrera como gánster.

Pero a mí me suscita más inquietud las soluciones que se dan a la crisis política en los dos países citados: Grecia e Italia. Han recurrido a tecnócratas como primeros ministros para afrontar el lío en que están metidos. En Grecia, donde consultar al ciudadano ha resultado un pecado, va a ser miembro del gobierno un político de extrema derecha. Y en Italia Berlusconi se va y con él puede desmoronarse la primera fuerza política del país, creada como partido clientelar a su servicio. Y no se convocan elecciones. Inquieta, pero no extraña. Sobre todo cuando leo las palabras pronunciadas por el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy el pasado viernes en Florencia justo antes de que el Senado Italiano aprobase el nuevo plan de ajuste: “Un voto positivo al paquete, eso es lo que los mercados esperan...el país necesita reformas no elecciones”.

Es el lado oscuro del rescate y el que da más miedo. Lo mejor es no tratar de entender nada. Dar por cierto que los griegos son lo peor de lo peor en esto de la economía y confiar en las mismas recetas que nos han llevado al desastre. De lo contrario, la población será nuevamente castigada con un aumento de la prima de riesgo, que es la antesala de un rescate.  

jueves, 3 de noviembre de 2011

¿Y SI GRECIA DIJERA NO?

En año y medio de hacer el ajuste que le impuso la Alemania, la situación se ha transformado de muy difícil en desesperada para Grecia. Ello, después de pasar por allí “la mano salvadora del rescate”.


Desprecia la razón y la ciencia, supremo recurso y esperanza del hombre; deja que la mentira te alucine y te extravíe con sus ilusiones y hechizos, y habrás caído en mi poder sin condición alguna”.
Mefistófeles.
J.W. Goethe.
Fausto



Comentaristas políticos... y los políticos mismos, vienen lamentándose desde hace algún tiempo del dominio que ejercen los mercados sobre la democracia, a la que han llegado a suplantar. También constatan con preocupación el descrédito de los partidos políticos y de sus dirigentes por haber cedido a esa suplantación de los mercados. Es una de las razones que explicarían la desafección de los ciudadanos hacia los políticos.

Es sorprendente que, cuando por primera vez en la Unión Europea desde que comenzó la crisis se convoca a unos ciudadanos para que decidan directamente sobre algo relacionado con los mercados, esos mismos comentaristas y políticos se lleven las manos a la cabeza.

Nada más anunciarse la convocatoria del referéndum en Grecia, las bolsas se desplomaron y el sobreprecio que hay que pagar por nuestra deuda pública en relación a la alemana, la prima riesgo, volvió a elevarse. Es un fenómeno que se repite cuando pasa algo importante, y muchas otras veces que no pasa nada. Básicamente, es el mecanismo por el que los especuladores ganan o pierden dinero. Los inversores que no lo son, no están comprando y vendiendo todo el santo día. Lo que no deja de asombrar es la preocupación de los ciudadanos por la salud financiera de los especuladores.

Pero volvamos a Grecia ¿Por qué habrá decidido Papandreu convocar un referéndum? Dos razones le podrían haber llevado a ello. La primera: una huida hacia adelante para superar su descrédito político que podría acarrearle la pérdida del poder. Si ganase el referéndum se salvaría. La segunda: su intención de forzar a la Unión Europea, mejor dicho a Alemania,...y a Francia (los demás no cuentan para nada) a que rebajen las durísimas condiciones impuestas a Grecia. En ambos casos, el referéndum no dejaría de ser una estratagema ¿Pero importa eso mucho para analizar la realidad de lo que le está ocurriendo a Grecia? Veamos.

Grecia estaba en una situación muy difícil hace año y medio cuando sufrió su primer rescate: El interés que tenía que pagar por pedir dinero prestado, por sus bonos a 10 años, era del 8 por ciento. Esto era antes de que la Eurozona hiciera nada, ni obligase a Grecia al plan de ajuste. Ahora, no puede siquiera pedir prestado a 10 años, porque nadie le prestaría a tan largo plazo (la última vez que lo hizo fue justo antes de su rescate). Y los bonos griegos que ya estaban en el mercado han alcanzado hace ya tiempo un interés de 25 por ciento. Tras año y medio de hacer el ajuste que le impuso  Alemania, su economía ha pasado de caer el 2 por ciento en 2009 a hundirse con una caía de 7,34 por ciento a mitad de este año. Cuando llegó el rescate, el 12 por ciento de los griegos estaba en paro. Ahora, el paro alcanza al 16,5 por ciento de la población activa. Y lo que es más sangrante: todo esto para que ahora Grecia no tenga dinero para devolver la deuda. La situación muy difícil se ha transformado en desesperada para Grecia y difícil para el euro tras pasar por allí “la mano salvadora del rescate”.

Hoy es muy probable que desde Papandreu hasta Merkel firmarían un interés de la deuda griega como la que había antes de su actuación. Porque la necesidad de un segundo rescate dejó claro que el primero había fracasado.

Con la alarma desatada por el anuncio del referéndum se han descrito salidas apocalípticas: Grecia fuera del euro, contagio a otras economías, como la española, o la italiana que arrastrarían, con su gran peso, a toda la zona euro. Sólo hay una solución, parece decirse: que no haya referéndum, o si lo hay, que se plantee pronto y de tal manera que Grecia acepte el rescate. Si no es así el desastre es inevitable para Grecia y por arrastre para toda Europa. Observemos que siempre se dice que “acepte el rescate”. Es algo así como si los griegos se empecinasen de forma absurda en rechazar el dinero que que con gran sacrificio les presta (no les regala) el resto de Europa.

Lo que lo griegos podrían rechazar es el ajuste que deben realizar a cambio: despido de 150.000 empleados públicos, reducción de las pensiones de un 20 a un 40 por ciento, bajadas de salarios para los funcionarios, recorte de prestaciones sociales o subidas de impuestos. Y se trata del segundo gran sacrificio para los griegos de a pie. Es un ajuste que condena además a Grecia a no crecer. Y si no crece no podrá pagar su deuda.

¿Nada más se puede hacer? Si la situación es tan desesperada para Europa ¿No cabría también no obligar a Grecia al duro ajuste que la puede hundir aun más?

Nada de eso. De momento, Alemania y Francia (los demás ni cuentan) han decidido bloquear los 8.000 millones que aun debían pagar del primer rescate. Parece el comienzo del chantaje.

jueves, 27 de octubre de 2011

EUROPA. NUEVA CUMBRE HISTÓRICA. Y VAN...

Se consuma el círculo vicioso que comenzó con la crisis: los Estados ayudan a los bancos, los bancos prestan a los Estados, los Estados ayudan los bancos. Mientras, no se contempla ni un sólo impulso para sacar a la economía del abismo.

Conviene abandonar aquí todo temor, aquí ha de finalizar toda cobardía. Hemos llegado al lugar donde te he dicho que verías a la desconsolada gente que ha perdido el bien de la inteligencia”.
      Dante.
      La Divina Comedia.
      A la puerta del infierno.


La Unión Europea acaba de celebrar la reunión histórica de este trimestre. La cumbre donde de nuevo lo que ha estado en cuestión es la credibilidad de la eurozona y la supervivencia del euro, como la cumbre anterior, y la anterior,...¿y quizá la siguiente?

Hasta ahora la mecánica ha sido esta:
-Tensión en los mercados: la bolsa baja mucho, el euro lo mismo y el interés de la deuda se dispara en algunos países, entre ellos España.
-Acusaciones a las autoridades por no hacer nada y no alcanzar acuerdos (parece que da igual lo que alcancen, con tal de que logren acuerdos)
-Preparación de una Cumbre, y expectativa ante la misma, en la que se depositan todas las esperanzas de salvar a Grecia y al euro.
-Celebración de la Cumbre y acuerdo "in extremis".
-Declaración del carácter “histórico” de lo acordado, por parte de los asistentes y de otros.
-Los mercados vuelven a la tranquilidad: la bolsa sube, el interés de la deuda baja...sólo durante un tiempo. Luego la bolsa vuelve a caer y la deuda a subir. Nueva alarma...y vuelta a empezar.

Unos meses más tarde se repite el ciclo. ¿Qué cambia de uno a otro? Pues cambia la dosis de medicina, que aumenta de una cumbre “histórica” a otra. El tratamiento se hace más intenso, pero viene a ser el mismo. Las cosas siguen casi igual, pero con algunas diferencias significativas, para todos, pero en concreto, para España.
-La prima de riesgo española, el interés de más que hay que pagar por ser menos fiable se ha disparado desde la primera cumbre “histórica” hasta hoy: de 163 puntos en mayo de 2010 a 350 puntos ayer, tras rebasar los 400 puntos en agosto,
-La economía apuntaba hacia la recuperación. Ahora se ha frenado.
-Y el dato clave: sigue la sangría del paro con casi  cinco millones de desempleados.

Cada cumbre “histórica” tiene su rasgo diferencial. ¿Cual ha sido el de esta? La exigencia de que los bancos deben recapitalizarse. Todo banco debe tener una cantidad de dinero propio (no prestado) que se considere suficiente para respaldar los créditos que concede. Ese dinero es el capital, que le da solvencia: la certeza de que aunque vengan mal dadas podrá sostenerse. Ahora las autoridades europeas dicen que los grandes bancos deben tener más capital. ¿Por qué?
Es un poco lioso, pero trataremos de explicarlo. Porque una parte del dinero que habían prestado, el concedido a los Estados comprando deuda pública, se considera que ya no es tan segura su recuperación. Hasta ahora, si un banco español había prestado 1.000 euros al Estado, comprando un bono, el banco daba por seguro que tenía 1.000 euros, que recuperaría cuando venciese el título. Ahora la cosa ha cambiado sustancialmente, deberá apuntar que tiene, no los 1.000 euros a que compró el bono (y que recuperará en su día), sino el precio a que se valore el bono en el mercado. Y como el mercado, altamente especulativo y volátil, ya no valora ese bono a 1.000 euros, sino a menos, el banco debe contar con que tiene menos. En teoría, sólo en teoría, está perdiendo dinero por ello y deberá conseguir más capital, más dinero propio para soportar ese hecho. Es una pérdida que no es tal, porque cuando finalice la vida del bono, el Estado le devolverá los 1.000 euros.

Consecuencia de este galimatías.
Primero. Los bancos europeos deberán conseguir para ellos (no para prestarlo) 106.000 millones de euros. Y los bancos españoles, de los que más: tienen que conseguir 26.000 millones de euros, porque tienen mucho dinero prestado al Estado, y la deuda española ha bajado de precio en el mercado.
Segundo. El dinero que deberán guardar como capital es dinero que no podrán prestar, luego si los bancos concedían pocos créditos, ahora darán menos, esto contribuirá a enfriar más la economía.
Tercero. Al valorar menos la deuda de algunos Estados, como España, se está reconociendo oficialmente la posibilidad de impago de una parte de esa deuda. Ello puede contribuir a que el mercado la termine valorando menos aun, lo que obligaría a los bancos a buscar aun más capital, y así sucesivamente.
Y cuarto. Esta y el resto de las medidas adoptadas tienen alguien que debe avalarlo en última instancia, es decir, conseguir el dinero, si no se logra de otro modo: los Estados de la Zona Euro. De tal modo que se consuma el círculo vicioso que comenzó con la crisis: los bancos estaban al borde del precipicio. Los Estados acudieron en su ayuda y les prestaron dinero sin límites. Los Estados se endeudaron para ayudar a bancos y ciudadanos por la crisis y pidieron dinero prestado a los bancos. Estos les prestaron el dinero que recibieron de ellos, pero a un interés notablemente mayor. El mercado cree que algunos Estados no podrán devolver el dinero a los bancos. Los Estados obligan a los bancos a conseguir más capital. Si no lo logran los Estados deberán ayudarles.

Es un círculo vicioso que olvida algo esencial: el dinero para todo esto se genera con la actividad económica, y con el empleo que genera esa actividad. A los Estados se les quitó la palanca con que impulsar el crecimiento, que es gastar dinero cuando otros (empresas y ciudadanos) no pueden o no se atreven. Ahora se reduce otra palanca para crecer, la del crédito, ya de por sí muy inactiva. Si esto se arregla pronto será un milagro.

sábado, 22 de octubre de 2011

ADIÓS A LAS BOMBAS. EL FINAL DE ETA.

A ETA no la ha derrotado la unidad de las fuerzas políticas, que no ha existido. Le ha derrotado la acción de la policía, la Guardia Civil y la Ertzaintza, y la unidad de la sociedad española decidida a no ser jamás derrotada por el terrorismo.

                                                                  “Pero, a veces, las cosas cambian. Ya sé que
                                                                   parece imposible, que es increíble, pero a veces,
                                                                   pasa".
                  Almudena Grandes.                
                  Atlas de geografía humana. 


Muy pocas veces en mi carrera como periodista he hecho informaciones relacionadas con el terrorismo. Y cuando ha ocurrido ha sido para echar una mano a los que de verdad se dedicaban a eso. Nada más. En el recuerdo tengo mi trabajo el 11 de marzo de 2.004. Pero ese atentado no fue obra de ETA. No hablo pues ni desde la experiencia como informador de los asesinatos de la banda terrorista. Ni como conocedor de todo el entramado que hay detrás. Sólo puedo hablar como ciudadano, que observa y razona, y como lector y oyente perezoso de las noticias sobre ETA.

Ahora parece. Bueno,...yo creo que es seguro, que esto se ha acabado. Y se hacen análisis de cómo se ha llegado a la derrota de ETA. Una frase que repiten los analistas políticos es que ETA ha sido derrotada con la unidad de las fuerzas políticas. Se discuten otras cosas, pero de esto no. Yo discrepo. Creo que no ha sido así. Las fuerzas políticas no han mostrado unidad para para acabar con ETA desde hace 13 años, cuando quedó hecho añicos el Pacto de Ajuria Enea. Desde entonces, en Euskadi han predominado las alianzas frentistas: nacionalistas frente a no nacionalistas (o españolistas) y españolistas frente a nacionalistas, algo perfectamente legítimo, pero que no es sino fiel reflejo de esa falta de unidad.

En el plano nacional, en el Estado, la falta de colaboración fue más tardía, pero más palpable. Comenzó en 2004, en el momento de la llegada al poder de Zapatero. Hay que recordar que el Partido Popular hizo de su obstrucción a la política antiterrorista y antiETA del gobierno de Zapatero casi su razón de ser durante la primera legislatura. Zapatero llegó al poder con el convencimiento de que el final de ETA estaba próximo. Con la creencia de que ETA había perdido “su guerra”. Y trató de gestionar el fin de la locura terrorista. En ello, se encontró con dos obstáculos.

Un obstáculo que suele ser habitual en situaciones como esa: la obcecación fanática de los que se ven perdidos y quieren hacer un último e inútil intento por sacar provecho de su derrota. La bomba que asesinó a dos personas y destrozó el aparcamiento de la T4 en Barajas fue el exponente de esto.

El segundo obstáculo es, diríamos, insólito: la obstrucción desleal del Partido Popular en el único asunto que por su naturaleza es indiscutiblemente política de Estado. Una obstrucción que se constituyó en el principal argumento de oposición del PP para ganar el poder: "Es usted quien se ha propuesto cambiar de dirección, traicionar a los muertos y permitir que ETA recupere las posiciones que ocupaba antes de su arrinconamiento". Eso dijo le dijo Rajoy a Zapatero en el Congreso de los Diputados en abril de 2.005. La idea se repitió durante años constantemente como un eslogan a medias entre lo demagogo, lo desleal y lo miope, si se comprueba lo que ha pasado luego.

Tras su derrota en las urnas, la cosa cambió. La obstrucción contra la política antiterrorista ya no fue una estrategia, pero los reproches y la falta de colaboración han persistido hasta el final. Aunque Rajoy ha calificado de “gran noticia” el comunicado de ETA, a varios dirigentes del PP parecía que les molestaba.

A ETA no la ha derrotado en absoluto la unidad de las fuerzas políticas, que no ha existido. La ha derrotado la combinación de dos cosas: la acción de la policía, la Guardia Civil y la Ertzaintza, bien dirigida por el Gobierno. Y la unidad de la sociedad española: la práctica totalidad de los ciudadanos de un país decidido a no caer jamás derrotados por ETA, lo que hacía inviable cualquier solución que no fuese darse por vencidos y abandonar la acción terrorista.

Junto a ello, pueden haber contribuido otras cosas:
-El desgaste psicológico de los etarras y sus partidarios: con 700 presos, casi 150 etarras muertos y 40 años tirados por la borda sin lograr nada, a cambio de asesinar a más de 800 personas y llevar cientos de atentados a sus espaldas.
-El aumento de la repugnancia por el terrorismo y su rechazo en todo el mundo occidental, a partir del atentado contra las Torres Gemelas. Desde entonces desaparecieron las “excusas” de algunos sectores al uso de la violencia indiscriminada para lograr sus objetivos.
-El acuerdo de paz de Irlanda del Norte que dejó sola a ETA en Europa.
-Y finalmente es posible que la crisis económica haya contribuido a que parte de la base social de apoyo a ETA, es decir muchos jóvenes de Euskadi, integrantes de la izquierda abertzale, hayan comenzado a dirigir sus preocupaciones y su afán de lucha hacia otro objetivo: la crítica al sistema económico que ha ocasionado la crisis y no la resuelve.

Para acabar. Zapatero, desprestigiado por fracasar al hacer frente a la crisis económica, se llevará como activo cosas de las que puede estar orgulloso y que la sociedad tiene que valorar. Especialmente dos: su arrojo al estrenarse en el Gobierno ordenando la retirada de las tropas de la guerra de Iraq. Y su constancia y resolución para acabar con el terrorismo, en este caso sin el apoyo de quien debía habérselo dado. Las cosas como son.

martes, 11 de octubre de 2011

COMUNIDADES AUTÓNOMAS. RECORTE SOCIAL, RECORTE DE CRECIMIENTO.

Los recortes autonómicos no son una necesidad objetiva, sino una opción política. Recortar bruscamente el gasto de las Comunidades Autónomas es recortar el Estado de Bienestar.

Vendrán más años malos
y nos harán más ciegos;
vendrán más años ciegos
y nos harán más malos”.
Rafael Sánchez Ferlosio.


No ha pillado por sorpresa. El recorte de las comunidades se esperaba. Pero ha desatado la alarma. Unos lo lamentan, otros lo critican. En general se entiende como la triste, pero lógica culminación de una política de despilfarro, o al menos de descontrol en el gasto. Se dice: los gobiernos autonómicos han gastado más de lo que se podía y ahora son los ciudadanos lo que van a pagar las consecuencias. Con estas o parecidas palabras se han expresado economistas, comentaristas políticos, analistas financieros, e incluso algunas autoridades.
Se argumenta que el tipo de interés más elevado que debe pagar nuestro país cuando pide dinero prestado (la prima de riesgo) se debe en gran parte al “descontrol” de los gastos autonómicos. Incluso he llegado a oír que los mercados castigan a los países muy descentralizados. Un tópico sin comprobación alguna: se da la circunstancia de que los dos países en Europa con más solvencia para los mercados son precisamente los dos más descentralizados: Alemania (cuya solvencia se toma de referencia para medir la de los demás) y Suiza.

Yo escucho o leo estas cosas una y otra vez. Lo que no escucho, ni leo son datos que fundamenten esas afirmaciones. Es algo que, dicho sea de paso, ocurre con frecuencia en muchos otros asuntos. No es cierto que el gasto autonómico este descontrolado y no es cierto que el recorte sea inevitable.

Las Comunidades autónomas tenían un déficit pequeño antes de que comenzara la crisis. No todas tenían una cuentas igual de saneadas. Probablemente por dos cosas: la primera, porque no todos los políticos son igual de buenos gestores, algo que ocurre en cualquier actividad económica, pública o privada. Y la segunda, y más importante, porque no todas las zonas de España son iguales en desarrollo ni tienen las mismas necesidades. Esa es precisamente la razón de existir de las comunidades autónomas, gobernar en función de las necesidades de cada sitio.

¿Qué ocurrió para que de repente comenzasen a tener muchos menos ingresos que gastos,...para que registrasen déficit claro? Pues sobre todo que los ingresos cayeron con la llegada de la crisis: el ejemplo más palpable fue el impuesto que se paga al comprar una casa y que recaudan los gobiernos autonómicos: cayó más de la mitad en tan sólo tres años. Entre 2007 (último año antes de la debacle) y 2011 los ingresos de la comunidades en su conjunto han descendido un 17 por ciento.
Si hay menos actividad económica se recauda menos con los impuestos. A ello hay que sumar la bajada de algunos tributos, en muchos casos de manera inoportuna e injustificada.
Los gastos en un principio siguieron subiendo: los servicios públicos no desaparecen con la crisis, incluso algunos suelen incrementarse. Pero llegó un primer recorte, el aplicado en 2010, y el gasto se redujo. Los números nos dicen que ya este año 2011 las comunidades autónomas se van a gastar un 12 por ciento menos que en 2007.

El problema de las Comunidades Autónomas no está en el aumento desenfrenado del gasto. El problema está en la caída de ingresos.

¿En qué se gastan el dinero las Comunidades Autónomas?
-El 61 por ciento de todo el presupuesto que emplearon el año pasado fue para Sanidad, Educación y Servicios Sociales.
-Si a estos tres gastos les sumamos otros de ayudas a los ciudadanos: Fomento del Empleo. Acceso a la Vivienda, Subvención al Transporte y una pequeña parte de pensiones, el dinero empleado en pagar el Estado del Bienestar representó casi el 66 por ciento de todo lo gastado el año pasado por la Comunidades Autónomas.
-En infraestructuras, en ayudas a la investigación y la innovación, en agricultura, en la Administración de Justicia y en Policía gastaron otro 19 por ciento.

Se argumenta que el enorme gasto les ha obligado a pedir prestado ingentes cantidades de dinero. Es cierto que la deuda de las Comunidades Autónomas se ha duplicado en los años de la crisis. Pero su porcentaje de deuda era muy bajo. Ahora en el peor momento, supone alrededor de 2.900 euros por habitante. Menos de la mitad que los lander (las regiones) alemanes que representan algo más de 6.300 euros por persona. Se puede responder que sin embargo una parte importante del gasto de las autonomías se irá en altos intereses. Tampoco es cierto. Veamos el dato: de cada 100 euros que se gastan sólo algo más de dos euros va a pagar intereses de la deuda. El Estado paga en intereses el 15 por ciento de sus gastos y es uno de los menos endeudados de la Zona Euro. ¿Cuando se sanearán las cuentas? Cuando se vuelva a crecer y se ingrese más.

Los recortes autonómicos no son una necesidad objetiva. ¿Por qué recortan entonces? Hay dos razones. La primera es la más clara. Por una decisión de política económica acordada en la Zona Euro con el impulso del Banco Central Europeo y Alemania. Es la política de austeridad. El Gobierno la asume y obliga a las comunidades autónomas a aplicarla. Las autonomías gobernadas por los socialistas se resistían, porque es contrario a sus principios de defensa del Estado de Bienestar. Con la llegada a los gobiernos autonómicos de nacionalistas catalanes y PP, todo ha sido más coherente. Ellos sí creen en eso: es su ideología.

La segunda razón del recorte es más sutil. Las Comunidades Autónomas son las Administraciones Públicas que tienen preferentemente encomendada la gestión del Estado del Bienestar. Así se organizó territorialmente España. Y la mejora en la prestación de los servicios públicos ha sido notable. Lo han notado los ciudadanos que no tienen recursos propios para pagarse la sanidad, la educación, la ayuda a sus mayores,... es decir la mayoría. Una minoría exigua, pero muy influyente, no necesita de esos servicios sociales. Se lo puede pagar. Ello ha contribuido a extender tópicos de gasto insostenible, a pesar de que el gasto social español es de los más bajos de la eurozona, según de la Unión Europea.

Recortar bruscamente el gasto de las Comunidades Autónomas es lisa y llanamente recortar el Estado de Bienestar. Además, no sólo es injusto. Es un error económico. Cuanto más se recorta el gasto, más se deprime la economía y no se crece. Por tanto, no se ingresa y se sigue en crisis. Es lo que está ocurriendo en Europa con la política de austeridad.

Hace un par de semanas publiqué un artículo sobre el recorte en Europa. Lo encabezaba con una cita de Keynes, el economista cuyas teorías sacaron al mundo de la depresión de 1929. Hoy voy a traer la frase completa:
Cuanto más virtuosos seamos, cuanto más resueltamente frugales y más obstinadamente ortodoxos en nuestras finanzas personales y nacionales, tanto más tendrán que descender nuestros ingresos cuando el interés suba relativamente a la eficiencia marginal del capital. La obstinación sólo puede acarrear un castigo y no una recompensa, porque el resultado es inevitable”.