"El secreto de ser aburrido es decirlo todo"

Voltaire.

miércoles, 3 de agosto de 2011

DEUDA ,... PARO,... ELECCIONES: LA QUE NOS ESPERA

                                                                                   "¿Exige más valor reformar la vida
                                                                                   que soportarla?"
                                                                                                       Octubre, octubre.
                                                                                                       José Luis Sampedro.


Al contrario de lo  que pueda parecer, julio es un mes complicado para los que hacen información económica. Abundan los resultados empresariales del primer semestre...Pero lo más agobiante son los acontecimientos del mercado: subidas o bajadas bruscas de la bolsa, alzas espasmódicas de los precios del petróleo (aunque esta vez no haya sido el  caso) fluctuaciones incontroladas de las divisas. Y nervios de los políticos antes de irse de vacaciones, que en ocasiones van acompañados de decisiones precipitadas. Mi experiencia  de muchos años en este mundo así lo atestigua. No sé exactamente la razón. Es posible que todo se deba a la casualidad. También puede deberse a la llegada de las vacaciones. El periodo más  largo del año de baja actividad pone nervioso a los  que lo  van a disfrutar. Todos  quieren tomar  decisiones antes  de  irse a navegar con el yate, o simplemente tostarse bajo el sol y remojarse en el mar.

            Este año no ha sido menor el agobio económico-informativo: los test de estrés a los bancos, el déficit de las Comunidades Autónomas,…pero sobre todo, la angustia por la crisis de la deuda: Grecia, a punto de pasar del fondo del abismo a los infiernos, la angustia de la Unión Europea por salvarla, y cada vez más países de la eurozona con riesgos de bajar con ella al averno. Esto aquí, en Estados Unidos las cosas ha vuelto a estropearse.

            Y si julio es siempre mes de agitación y precipitación económica y financiera, agosto no está inmunizado de ello, aunque sea menos frecuente. La crisis de la deuda no sólo ha proseguido, sino que se ha agitado con más fuerza. La prima de riesgo de la deuda española ha superado este martes los 400 puntos. Significa que lo que deberá pagar España en intereses al pedir prestado será 4 puntos más de lo que paga el país más solvente: Alemania. A Italia le está pasando lo mismo. Esta llamada prima de riesgo lo que está haciendo precisamente es acentuar el  riesgo de que nuestra economía empeore y pase a ser de verdad menos solvente. ¿Cómo? Pues por el mismo procedimiento que le ocurrió a Grecia o a Portugal. Los intereses de la deuda pública española suben. Ahora vuelvo a recordar que en mayo de 2010, cuando el Gobierno, la Unión Europea y los analistas dijeron que estábamos al borde del abismo, la prima de riesgo se había disparado hasta 119 puntos. Se respondió con un recorte de los gastos del Estado y más facilidades para el  despido ¿Qué ha ocurrido? El crecimiento ha sido menor de lo que podría haber sido. Y para ser solvente lo primero es crecer, para poder ganar dinero y con ello devolver los préstamos. En estos momentos el abismo, al  borde del cual nos situábamos hace un año, ha quedado muy arriba. Más abajo debe quedar la entrada al infierno.

            Leo las informaciones y por asombroso que parezca, vuelvo a no encontrar noticias concretas que expliquen por qué se han disparado este martes los intereses de la deuda española, italiana, griega, portuguesa, irlandesa… Se dice, siempre a posteriori, que si ese fuerte repunte se ha debido a la agitación en la economía de Estados Unidos, que si la Comisión Europea está tardando demasiado en habilitar el  fondo que ayudará a Grecia y a los  países con problemas de deuda, que si no hay una autoridad única europea, y más cosas. Pero cada una de ellas no son sino circunstancias muy anteriores al  martes y sacadas como explicación posterior  a esta nueva subida de la  deuda. Ganas de explicar lo que no se sabe a ciencia cierta.
           
            Hace más de una año (desde mayo de 2010) la Unión Europea viene tomando medidas para atajar esta crisis de la deuda. Unas debían de ser decisivas y otras un complemento. Pero todas iban en una misma dirección: recortes, ajustes, reformas estructurales (fundamentalmente recortes de derechos laborales que meten el miedo en el  cuerpo a los agentes del mercado de bienes y servicios, el mercado más importante, es decir a los ciudadanos,, que restringen sus gastos por lo que pueda pasar). La última gran decisión fue el  pasado julio, en la Cumbre Europea que se creyó decisiva. Cada medida tomada ha traído tiempo después un aumento del precio de la deuda que se trataba de atajar.

            ¿Cuándo se reconocerá de una vez que cada medida ha sido un nuevo fracaso? ¿Que la dirección  tomada no lleva a ningún sitio, sino es, como hemos dicho, al infierno de cabeza? A la luz de los comentarios de las autoridades, de los analistas y de los economistas influyentes, a estas alturas no se sabe cómo responder.  Quizás cabe aquí recordar a J.M. Keynes, el economista que revolucionó el pensamiento económico y aportó soluciones a la Gran Depresión, que comenzó en 1929. En el prefacio de su obra capital, Teoría General del Empleo, el Interés y el Dinero, señala refiriéndose a la dificultad de elaborar una nueva teoría económica, que rompiese con el modelo clásico: “Las ideas aquí desarrolladas tan laboriosamente son en extremo sencillas y deberían ser obvias. La dificultad reside no en las ideas nuevas, sino en rehuir las viejas que entran rondando hasta el último pliegue del entendimiento de quienes se han educado en ellas, como la mayoría de nosotros”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario