"El secreto de ser aburrido es decirlo todo"

Voltaire.

jueves, 17 de noviembre de 2011

¿CONFIANZA?....BUENO, ESO DEPENDE


Mientras Rajoy hablaba en la Cadena SER, la prima de riesgo española, la diferencia entre el interés que debe pagar por la deuda pública el de Alemania, se disparaba y llegaba a niveles tan insólitos como la falta de concreción de Rajoy.

"Cuando no se cree que las ideas tienen consecuencias, se acaba por sufrirlas".
Susan George
Le Monde Diplomatique



He escuchado a Mariano Rajoy en la Cadena SER entrevistado por Carles Francino y no doy crédito. Su falta de claridad sobre lo que va a hacer llega a límites no superados hasta ahora. Se me puede decir que esto no es novedad. Siempre ha sido así. Pero ahora no es siempre. El silencio, la inconcreción en asuntos sociales y económicos e incluso la pasividad de Mariano Rajoy se han entendido siempre como una estrategia, en parte calculada y en parte nacida de su propio temperamento. Me consta que su propio equipo alentaba esta forma exacerbada de prudencia. Todo eso podía valer como estrategia hasta que llegara la hora de la verdad. La hora de votar está próxima y en lugar de revelar lo que va a hacer, la oscuridad ha ido en aumento. Como la prima de riesgo de la deuda pública española, la falta de concreción de Rajoy, sube y sube y nada la detiene.
La situación ha llegado hasta tal punto que apenas dice una cosa e instantes después se retracta si entiende que ha dicho algo comprometido. A la pregunta de si los pensionistas debían pagar parte de las recetas, Rajoy contestó primero: “No hay que descartarlo”. Apenas unos segundos después se corregía: “No estoy porque los pensionistas paguen por los medicamentos, con franqueza”.
Incluso en asuntos menos “gordos” evita aclarar lo que va a hacer si gobierna. ¿Partidario de que se permita fumar en lugares reservados en los bares. Si o no? le pregunta Francino. La contestación: “Mire, todas las respuestas tienen sus matices, no me diga si o no, porque ese no es el tema”.
Tal es la mecánica que ha adquirido para no aclarar nada, que cuando le ha preguntado que si el responsable de economía en su gobierno sería ministro o ministra, la respuesta ha sido: “Bueno, eso depende”, para añadir que ya lo tenía decidido. Nadie le obligaba a revelarlo, bastaba con haberse negado a ello. En este caso era lo normal, pero Rajoy ha llegado a convertir la inconcreción en un tic.
Volvamos a la economía. Aunque no revela nada de lo que quiere hacer, Rajoy explica cual es su receta para la recuperación económica: la confianza. Es la receta neoliberal y se basa en la siguiente lógica: todo ha de supeditarse a que los mercados recuperen la confianza en hacer dinero, los empresarios la confianza en que van a vender o los consumidores en que podrán comprar sin quedarse sin empleo. Lo sorprendente es como entiende Rajoy que se recupera la confianza. O como dice que entiende, porque no creo que de verdad piense de manera tan simplista: “la confianza requiere bastantes cosas, por ejemplo, para mí, que haya un cambio político en España ya crea confianza. Que se nombre un gobierno serio y competente y con gente que sepa hacer su trabajo y las cosas también da confianza...
Mientras Rajoy hablaba, la prima de riesgo española, la diferencia entre el interés que debe pagar por su deuda pública y el que paga Alemania, se disparaba y llegaba a niveles tan insólitos como la falta de concreción de Rajoy. Rozaba los 490 puntos, que luego incluso superó.
En el mundo de las finanzas, los inversores, los especuladores para ser más preciso, toman sus decisiones, compran y venden acciones o títulos de deuda pública antes de que se produzca un acontecimiento que afecte a esos títulos. Por eso se les llama apuestas,...se anticipan cuando lo que va a ocurrir parece ya muy claro. Antes de que una empresa presente sus resultados, los inversores compran acciones de esa empresa, porque dan por seguro que los resultados van a ser buenos. Cuando estos se confirman ya no compran. Lo habían ya descontado, se dice en el argot inversor. El anticiparse es la clave para ganar en el mercado. Pero también contribuye a que el mercado sea peligroso, porque un exceso de apuestas en una dirección, es decir que todos quieran hacer lo mismo, provoca subidas o bajadas muy intensas de los precios de los títulos, genera burbujas.
Rajoy sabe todo esto, claro está. Y habrá comprobado que el interés de la deuda pública  española se viene disparando los últimos días de la campaña, y consecuentemente se dispara la prima de riesgo. Si leen las encuestas, los inversores en el mercado de deuda sabrán que todas coinciden en que Rajoy va a ganar las elecciones. Y que lo va a hacer por mayoría absoluta. Con esa creencia los inversores, los especuladores, están castigando a España. ¿Esa es la confianza que genera a los mercados que vaya a haber un cambio político en España y que se vaya a nombrar un gobierno serio y competente?
Naturalmente, cabe pensar que la prima de riesgo española se dispara por diversas razones, no tan simplistas y todas vinculadas a la especulación. Pero pensar en clave de mercado, en clave neoliberal y en clave de déficit y austeridad, nos lleva a la conclusión que antes he hecho.
Esto de los mercados, como la falta de claridad de Rajoy, contienen muchos sobreentendidos que se ocultan explícitamente. Se llaman más recortes, ajustes o reformas laborales.
Lo que no encaja en todo esto es la insistencia de Rajoy en que a la gente hay que decirle las cosas de verdad. O al menos por ahora. Y es que ya lo dijo su número dos, María Dolores de Cospedal: van a protestar mucho cuando el Gobierno diga todo lo que hay que hacer para sacar el país adelante. Eso queda para después de las elecciones.

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