"El secreto de ser aburrido es decirlo todo"

Voltaire.

lunes, 16 de abril de 2012

EL HOMBRE QUE HABLABA CON LOS MERCADOS


Los intérpretes de los mercados actúan de manera similar al chamán de una tribu. Las subidas de la prima de riesgo han servido para justificar una forma concreta de hacer política económica: el recorte, la austeridad y la vuelta a la recesión.



Fue Moisés y transmitió al pueblo todas las palabras de Yahvéh y todas las disposiciones; y respondió a coro todo el pueblo: Pondremos en práctica todo cuanto ha dicho Yahvéh.
Éxodo.
La Biblia.


Confieso que nunca he hablado con los mercados. Lo digo con desazón y cierta envidia. A pesar de los muchos años que llevo haciendo información de economía nunca he llegado a hablar con ellos. Antes no me lo planteaba. Era un don que tenían los economistas, especialmente algunos: hacían de médium entre los mercados y la sociedad. Pero ahora son multitud los dotados con esa gracia: periodistas, políticos.... Sólo hay que leer o escuchar lo preciso que interpretan las subidas y bajadas,...por ejemplo de la prima de riesgo, de eso que hasta hace poco casi nadie sabía que existía.

La última revelación de los mercados se ha producido estos últimos días. La diferencia entre el interés que se paga por la deuda alemana y la española (eso es la prima de riesgo) ya elevadísima, se ha disparado hasta situarse en el nivel más alto desde que gobierna Rajoy. “El mercado desconfía de las CCAA”, titulaba el miércoles el diario económico Expansión. Desconozco si el mercado se lo reveló mediante el empleo de una güija, a través de un sueño o por otro procedimiento. Al día siguiente la prima de riesgo se redujo en cantidad casi igual a la que había subido. Pero no encontré el titular que dijera: “En mercado recobra la confianza en las CCAA”. Por lógica, ese arcano debería haberle transmitido eso. Es sólo un ejemplo. No fue el único en hablar con los mercados como Moisés con Yahvéh en el Sinaí.

Otros medios de comunicación atribuyeron la bajada de la prima de riesgo al día siguiente a las declaraciones de las autoridades alemanas y del Banco Central Europeo en favor de España. Una simple comprobación de las horas deja claro que la bajada de la prima de riesgo ese día fue anterior a las citadas declaraciones. Después de ellas, si cabe, la prima subió ligeramente.

La farsa podría ser sólo un recurso falaz de los que aparentan tener una expliación para todo fácil, simple y a favor de la corriente. Pero es algo más. Los intérpretes de los mercados actúan de manera similar al chamán de una tribu. Este cuando no llega la lluvia habla con los fetiches. Y comunica a su tribu que para que llueva los espíritus piden sacrificar a dos miembros de la aldea. Curiosamente se trata de los que estorban al chamán, que está desando cargárselos.

En los mercados financieros concurren fondos de inversión, bancos, fondos de pensiones o fondos de alto riesgo movidos por el siguiente mecanismo: Comprar un título de cualquier cosa: deuda pública, acciones, seguros, hipotecas, derechos para adquirir petróleo, o lo que sea, con una finalidad primordial: venderlo cuanto antes a un precio diferente al que se compró y ganar dinero con ello. No pretenden ganar dinero con el interés que da un bono, el dividendo que reciba una acción, o el derecho de cobro de un seguro, porque el tiempo que van a tener ese bono, esa acción o ese seguro será breve y no va a tocar cobrar. Ese es sólo una cualidad del título que la hace más o menos atractivo, pero nada más. Esta forma de invertir, es decir, comprar algo y venderlo cuanto antes para ganar dinero en la operación, es lo que se llama especular. Ocurre por cientos de miles de millones todos los días. En los mercados de deuda pública, en la bolsa, en el mercado de futuros de petróleo. Y además se hace también de forma altamente sofisticada, mediante productos financieros derivados.

Por supuesto que habrá quien compre bonos para ganar el interés que ofrece el Tesoro o acciones para llevarse el dividendo y mantenerlas como ahorro durante tiempo, pero esos inversores no son los que conforman el precio, porque no están comprando y vendiendo todo el día.

Para tener una idea de lo que significa esto, he aquí algunos datos. El montante de todas las operaciones de compra-venta de títulos financieros, o divisas, con las que también se especula, en España es tres veces mayor que todo lo que produce el país en un año. En dinero son más de tres billones de euros. En Alemania supone el doble, seis billones. En el Reino Unido, otros seis billones de euros. Y en Estados Unidos se hacen operaciones financieras por valor de 39 billones de euros. Si sumamos todas las compra-ventas financieras en un año en Estados Unidos, la Zona Euro, el Reino Unido y Japón la cifra se acerca a los 80 billones de euros. Supone casi tres veces el valor de lo que producen todos juntos en ese periodo. Las cifras están extraídas de estudios académicos, con datos del Banco Central Europeo.

Todo se mueve con un propósito: ganar en cada operación. Los precios de esos títulos en los mercados diarios varían continuamente movidos por las avalanchas de compras y ventas. Cualquier expectativa puede decidir a comprar en una hora y vender en la siguiente. Sólo eso puede explicar los cambios continuos de los precios de las acciones o de los bonos. Sin embargo, analistas o expertos explican con tópicos lo qué ocurre cada día. Si, por ejemplo, baja un día de forma brusca el valor de las acciones de los bancos, es porque el mercado pone en duda la reforma financiera, sin que haya habido ninguna novedad al respecto. Por la misma razón, si al día siguiente suben en semejante cantidad las acciones de los bancos, debería pensarse que al mercado ya sí le gusta la reforma financiera. Es posible que dos días después vuelvan a bajar las acciones bancarias y otro día más tarde a subir.

Pero en el caso de la deuda pública es mucho más grave. Las subidas de la prima de riesgo han servido para justificar una forma concreta de hacer política económica: el recorte y la austeridad y la vuelta a la recesión. Y además la reforma laboral para hacer más barato el despido. Es lo que había revelado el mercado a los hechiceros que exige para comportarse de otra forma. Pero la cosa ha ido a peor: la prima de riesgo ha subido más que antes de aplicar los recortes. Y el mercado vuelve a revelar su voluntad a través de todos esos que se atribuyen la capacidad de ser médium. Hacen falta más sacrificios, les revela una vez más.

Si no fuera porque resulta doloroso y grave, sería para echarse la reír.