"El secreto de ser aburrido es decirlo todo"

Voltaire.

martes, 24 de enero de 2012

PREVISIONES...¡HAGAN JUEGO!


Cada institución que hace previsiones económicas va modificándolas según transcurre el tiempo. Ello debería hacer sospechar desde un principio que el vaticinio nace equivocado, si antes de hacerse hay ya la intención de revisarlo.


El temor de perder puede tener bases tan poco razonables como las tuvieron antes las esperanzas de ganar”.
J.M. Keynes.
Teoría general de la ocupación,
el interés y el dinero.

Durante años de profesión periodística he observado la importancia que se da a las previsiones económicas. Una importancia que siempre me ha parecido excesiva y que ha ido en aumento según transcurrían los años. ¿Quien le da importancia? Pues sobre todo los analistas y los periodistas financieros.

En principio, las previsiones sobre cuanto va a crecer la economía, cómo se van a comportar los precios o el aumento o la disminución del desempleo, son necesarias para que los funcionarios de la Hacienda Pública elaboren el presupuesto: calcularán los gastos y los ingresos futuros en función de esas previsiones. También para otras ramas de la actividad: hacer una estimación de qué cantidad de energía se va a demandar, prever cuantos coches se pueden llegar a vender para planificar su fabricación, etc. Ese es su valor principal. Un error en las previsiones afectará a la planificación de las cuentas públicas,...o de las grandes empresas, a la programación de las producción, etc.

Sin embargo, la importancia que se da a las previsiones nada tiene que ver con eso. Los analistas las utilizan única y exclusivamente como pronósticos para las apuestas financieras,...en la bolsa,... en los mercados de capitales,...en los mercados de futuro,...Una previsión buena o mala hace comprar un día y otra previsión, buena o mala, hace vender al siguiente. Da igual que esa previsión acierte o no: tardará meses, incluso años en conocerse el dato real y contrastarse con la previsión. Hasta entonces habrá servido para comprar o vender. Incluso, el posible error del pronóstico será también una excusa para actuar en esos mercados.

Con esta utilización, los expertos, que aconsejan a los que compran y venden cada día en los mercados financieros, demandan cada vez más previsiones. Las hay de los Gobiernos. Son las que más aciertan, o mejor dicho, las que menos fallan, pero a las que menos se cree porque provienen del poder. Las hay de organismos públicos internacionales, cuyos errores se repiten una y otra vez. Y las hay de instituciones privadas, cada vez en mayor número. Las previsiones también se agrupan, lo que parece darles mayor credibilidad: una institución privada pronostica que el crecimiento va a ser del 4 por ciento, otra asegura que va a ser tan sólo del dos. ¿Cual tiene razón?. Pues ni una ni otra: en recuerdo del rey Salomón, se reparte,...la verdad es divisible. Se obtiene la media de las dos y se concluye que el mejor pronóstico es que el crecimiento será del 3 por ciento. En el argot, a esto se le llama consenso.

Las previsiones no se mantienen desde el principio hasta que se conoce el dato pronosticado. Cada institución generadora de previsiones va modificándolas según transcurre el tiempo. Ello debería hacer sospechar desde un principio que el vaticinio nace equivocado, si antes de hacerse hay ya la intención de revisarlo. Pero los que sacan provecho de estos pronósticos no hacen esa reflexión. Antes al contrario, cuantos más cambios haya en la previsión, más excusas tienen para comprar o vender en el mercado financiero.

Para el que utilice las previsiones económicas en su función primaria (como instrumento para elaborar el presupuesto o planificar una producción, por ejemplo) es indiferente que esta se conozca un día antes o después, a una hora u otra. Lo mismo ocurre con los datos estadísticos reales, como el IPC mensual, la ejecución del presupuesto o el cálculo de cuanto ha crecido la economía en un trimestre dado. Es indiferente conocer esos datos a una hora u otra, un día antes o después. Sin embargo, las administraciones públicas, y el conjunto de los expendedores de pronósticos y estadísticas, se han comprometido hace ya tiempo a elaborar calendarios precisos de publicación de datos reales y de previsiones. No sólo se cumple el día de publicación, sino ¡también la hora! Es una servidumbre que exigen los analistas del mercado, es decir, los que aconsejan comprar un día y vender al siguiente, con el pronóstico en la mano. Para que la especulación funcione de verdad, no basta con que uno compre o venda en bolsa. Uno no gana a la ruleta, si no hay más apostantes. Es preciso que lo hagan muchos a la vez , movidos por las mismas cosas. Y para ello, lo pronósticos deben llegar a todos al mismo tiempo. Y es el poder público el que se presta a este juego, semejante al del crupier que reparte naipes en una partida de casino.

Este procedimiento pautado en la publicación de las previsiones y también de los datos estadísticos aparenta obedecer al cumplimiento de obligaciones de la Administración para con los ciudadanos. Ciudadanos a los que “tres leches les importa” que se conozca dos horas antes o después una previsión para dentro de un año o un dato estadístico sobre el crecimiento de hace tres meses. De lo que se trata es de servir de crupier al especulador.

lunes, 16 de enero de 2012

AGENCIAS DE ESPECULACIÓN DE RIESGO


La labor de las agencias de calificación no consiste  simplemente valorar la solvencia de un país. Para la especulación son muy necesarias sus valoraciones, incluso sus comentarios o análisis.

En realidad, los pronósticos son intrínsecamente poco fiables. Si no lo fueran, sus responsables jamás los transmitirían al público”.
John Kenneth Galbraith.
Historia de la Economía


Las cosas que tiene la vida. A las pocas horas de que el Gobierno hiciese público el contenido básico de la próxima ley de estabilidad presupuestaria, para controlar el gasto y contener el déficit, la agencia Standard and Poors, dedicada a calificar la solvencia financiera, anunciaba una rebaja masiva de las notas que pone a los países de la zona euro. Se libraron Alemania, Luxemburgo,  Holanda y Finlandia.

España fue de las que sufrió mayor rebaja. Esto indica que hacer continuos esfuerzos para recortar el gasto no sirve de gran cosa. O que las agencias que califican el riesgo “van a su bola”. Estas agencias son algo así como las tasadoras de los títulos de deuda que emiten los Estados, los bancos o las empresas, para conseguir dinero prestado. Su propósito inicial es decirle a los posibles compradores de esos títulos, por ejemplo, bancos o fondos de inversión, qué solvencia tiene el que emite los títulos, el que pide el dinero prestado. Es decir, la garantía de que le pagará puntualmente los intereses y sobre todo que le devolverá el dinero prestado, cuando venza el título: un bono, una letra o lo que sea. Son sólo tres agencias en el mundo. Son norteamericanas y es bien conocido que en esta época de crisis suscitan a la vez el odio de los ciudadanos, que no entienden bien que hacen aparte de atemorizarles, y el miedo de las autoridades.

En principio, si una agencia dice que un Estado  al emitir deuda es menos solvente que antes, provocará que tenga más dificultades en conseguir dinero prestado emitiendo, por ejemplo bonos, y sobre todo que el interés que tenga que pagar sea más elevado. Pero esta es una formulación teórica. Las cosas no suceden exactamente así. Resulta que gran parte de los compradores de esos bonos no los adquieren con el deseo de quedárselos y cobrar el interés que le corresponda. Una parte importante de estos bonos se adquieren para comerciar con ellos, para venderlos después por un precio más elevado o incluso para provocar su bajada de precio, mediante ventas masivas,  y recomprarlos después de forma masiva provocado su subida. Es decir, se adquieren para especular. No utilizo aquí el termino especular con el fin de insultar a los especuladores. Es sencillamente la denominación correcta de esa práctica. Sin embargo, en el mundo de las finanzas o en el periodismo económico, nunca se le denomina así. Se utiliza el eufemismo inversión.

Es por esto, por lo que la labor de las agencias de calificación no consiste  simplemente en valorar la solvencia de un país. En el mercado se están comprando y vendiendo continuamente títulos de deuda. El negocio consiste en venderlos a un precio diferente al que se compró. Para ello se necesitan noticias, valoraciones de analistas, expectativas sobre la economía, se cumplan luego o no, que justifiquen el vender o comprar títulos a diferente precio, es decir que ayuden a especular. Y sobre todo que son muy necesarias para la especulación las valoraciones, incluso los comentarios o análisis que hacen la agencias de calificación de riesgos. Sólo así se explica que esos títulos estén cambiado de precio en el mercado numerosas veces al día . La realidad que está detrás de esos títulos, es decir, los países que los emiten y sus economías, no están cambiando numerosas veces al día de situación.

Esto es grave, porque se trata de una juego de casino altamente sofisticado y se ha convertido en la forma más extendida de ganar dinero. Todas operaciones de compraventa de títulos financieros, ya sean acciones, deuda publica o privada, opciones de compra de esos títulos, y una larga lista cosas semejantes, suman en España tres veces el Producto Interior Bruto. Es decir, en esas operaciones se mueve tres veces más dinero que todo lo que produce el país en un año. No es de extrañar, por exorbitante que perezca, si tenemos en cuenta que una acción o un bono del Tesoro, puede cambiar numerosas veces de propietario en una una sola mañana.

Pero hay algo aun más grave. Los precios que se establecen en el mercado al comprar y vender bonos del Tesoro determinarán el precio al que el Tesoro tendrá que sacar los nuevos bonos. Es lógico. Si un bono valía 1000 euros y recibía 40 euros al año, significaba que tenía el 4 por ciento de interés. Si ese bono se vende más barato en el mercado, a 800 euros, seguirá recibiendo 40 euros anuales, pero entonces el interés ya no será del 4 por ciento. Habrá subido al 5 por ciento. Así, la próxima vez que el Estado emita bonos deberá sacarlos al interés que dan ahora los antiguos, el 5 por ciento. En resumen, es el mercado especulativo el que contribuye a encarecer las deuda del Estado, la que soportan todos los ciudadanos.

Estos son los mecanismo a los que se supedita la economía. Se realizan recortes y subidas de impuestos, que afectan a los ciudadanos y dificultan el crecimiento económico, simplemente para que los que compran y venden en el mercado no contribuyan a encarecer los títulos de la deuda del Estado. Es una carrera angustiosa y absurda, pero ahí sigue.

martes, 3 de enero de 2012

¿RECORTE PREVISIBLE?


En economía ser previsible se relaciona sobre todo con la coherencia: actuar de acuerdo con una principios. Rajoy  ha incumplido una promesa política esencial en su primer Consejo de Ministros efectivo. Todo un récord.


Ninguna conducta humana necesita precedentes para ser posible”
                                     Riña de gatos.
Eduardo de Mendoza


Una de las virtudes que Rajoy se atribuye, o al menos se atribuía hasta llegar al Gobierno, era la de ser previsible. Los malpensados pueden relacionar esta virtud con la del soso, aburrido, sin ideas o poco atrevido. Pero en política, y en economía, el ser previsible se relaciona con la confianza, la prudencia, el no desorientar ni generar inquietud y sobre todo con la coherencia: actuar de acuerdo con unos principios y no los contrarios. Aunque suene a manido en esto a Rajoy se le puede atribuir lo de “dime de que presumes y te diré de qué careces”. Nadie ha sorprendido más en su primera decisión como presidente del Gobierno que Rajoy con el ajuste y recorte aprobado el penúltimo día de 2011: 8.900 millones menos de gasto del Estado en 2012,...de momento. Subida del impuesto sobre la renta y del impuesto por tener un inmueble: en total 6.000 millones. Ambas cosas suman casi 15.000 millones de euros menos en dinero para gastar y activar la economía. Sólo para empezar.

Examinemos la decisión desde dos ópticas. La política. No hace todavía dos meses que Rajoy insistió una y otra vez que no tocaría los impuestos. No dijo que esperaría a ver cómo estaban las cuentas para decidirlo. Fue tajante en muy pocas cosas, pero una de ellas fue esa. Era lógico. La subida del IRPF en lugar de optar por otras fórmulas recaudatorias es tan ajeno a los principios del PP como,...abaratar el despido para los socialistas. Zapatero dejó desconcertado a sus electores en mayo de 2010, al asumir las recetas de la derecha. Pero lo hizo cuando llevaba seis años gobernando. Rajoy se ha desprendido de una promesa política esencial en su primer consejo de ministros efectivo. Todo un récord.

Desde la óptica económica, el recorte supondrá 8.900 millones menos del Estado para construir obras públicas, para impulsar proyectos de investigación, para contratar personas dedicadas a cuidar mayores y en general para actividades que crean empleo. Las empresas contratan trabajadores cuando tienen expectativa de que van a vender y muchas de ellas, si además consiguen créditos de los bancos para ampliar sus negocios. Y ahora ese no ocurre. La subida del impuesto sobre la renta tiene una apariencia más redistributiva. Pero es sólo eso, apariencia. Porque la mayor parte del aumento lo pagarán los que tienen sueldo, los que ganan el dinero con su trabajo. En cambio las rentas de capital, quienes ganan mucho comprando y vendiendo acciones, por ejemplo, aportarán muchos menos a la subida. Y menos aun los que tienen una sociedad a través de la que cobran lo que ganan. Para estos no hay subida de impuestos.

El ajuste ha sido todo menos suave y previsible. ¿Qué se pretendía con ello? Explicar a los mercados...Por ciento, esto de explicar a los mercados es un eufemismo. El mercado no es nadie, es un mecanismo, simplemente,...para intercambiarse cosas. A los que se quiere explicar es a los que actúan en el mercado comprando un título (una acción, o un bono del Estado, por ejemplo) no para obtener la renta que te dan por el mismo, sino simplemente para venderlo luego más caro. Eso se llama especular. Medidas de impacto como el recorte del PP pretender convencer a estos operadores del mercado que España hará lo que sea para sanear sus cuentas. No es nuevo, es una vuelta de tuerca más, para evitar que suba, o mejor para que baje, porque sigue disparada, la dichosa prima de riesgo. Recordemos, algo parecido vienen haciendo Grecia, Italia, Portugal, o España. Y cuanto más ajuste la actividad económica ha retrocedido más. Y la prima de riesgo, con lo altibajos propios de un juego de casino, ha tendido a subir constantemente.