"El secreto de ser aburrido es decirlo todo"

Voltaire.

lunes, 11 de noviembre de 2013

PSOE: PASAR PÁGINA O RECTIFICAR.

El  problema de los socialistas en los últimos años ha sido creer que, para defender el  estado de bienestar bastaba con proclamarlo, y dejar que los mercados hicieran el resto. La crisis demostró el error, y el ajuste como salida de la crisis,  lo acentuó


El  pasado 17 de octubre Estados Unidos se salvó in extremis de una suspensión de pagos. Los republicanos habían utilizado su mayoría en la Cámara de Representantes para chantajear a Obama. No le autorizarían emitir más deuda, pedir más dinero prestado, si no aceptaba sus posiciones. No era la primera vez. El asunto quedó  provisionalmente superado. En los días previos se suscitó sin embargo una disyuntiva insólita. Si se llegaba a carecer de dinero suficiente para pagar todo lo que el Gobierno debía, ¿Cuál habría de ser la prioridad? ¿Pagar la deuda pública o las prestaciones sociales? Era un dilema cargado de sentido práctico: si se apostaba por devolver la deuda  se mantendría la confianza de los mercados. Pero podía ocurrir lo contrario: un país, que no es capaz de cumplir con las obligaciones mínimas hacia sus ciudadanos, podía ver caer su credibilidad  en picado. El dilema encerraba también un problema ideológico: ¿Qué son primero los mercados financieros o las personas? El acuerdo alcanzado evitó ir más allá.

España no se ha visto en tiempos actuales ante semejante situación. Pero aquí el dilema lo tenemos resuelto desde el 27 de septiembre de 2011. La reforma constitucional, impulsada por el gobierno socialista y aprobada en 10 días, estableció que el pago de la deuda pública “gozará de prioridad absoluta”. Es decir, se pagará antes la deuda que atender las necesidades mínimas de los ciudadanos. Es la misma reforma que elevó a constitucional la prohibición del déficit público.

Fue la culminación de un giro radical en la estrategia frente a la crisis que se inició en mayo de 2010, pero la reforma constitucional reviste si cabe una mayor trascendencia. ¿Por qué, si de ella no se deriva más que lo que venía haciéndose ya desde mayo de 2010?  Porque  suponía elevar a la categoría de principio constitucional, de norma básica y permanente, la política del ajuste y de la primacía de los mercados, que el gobierno socialista presidido por Zapatero había adoptado en mayo de 2010 y que se presentó como algo coyuntural y desesperado.

Lo explicado hasta ahora viene a colación de la Conferencia Política que acaba de celebrar el PSOE con el propósito de reafirmar sus principios y revisar su programa.  La ponencia política que allí se ha presentado aborda el asunto. Pero lo hace en dos párrafos que suman 24 líneas en un documento que tiene 324 páginas. ¿Y qué dice? En resumen, que lo hicieron mal, pero que no había otro remedio y que no lo explicaron bien. En síntesis equivale reconocer errores, pedir perdón y pasar página.

No es perdón lo que debe ofrecerse, ni simplemente reconocer errores. Ambas cosas carecen de sentido práctico. Lo que cabía esperar es que los socialistas comprobasen con datos si había sido inevitable semejante giro  y valorasen qué efectos tuvieron esas decisiones.  Hasta ahora eso no lo he visto en parte alguna.

Repasemos como estaban las cosas. El 10  de mayo de 2010 Zapatero y su equipo económico fueron convencidos de que el interés que tenía que pagar el Estado por pedir dinero prestado caminaba hacia niveles que no podría pagar y que llevarían a la intervención de España, si no aplicaba un severo ajuste y abarataba el despido. Sólo así bajaría el interés.
En ese momento el interés de la deuda que se toma de referencia (el bono a 10 años) era del 4,43 por ciento. Y la prima de riesgo (la diferencia entre este interés y el del bono equivalente alemán  se situaba en 164 puntos).

Siete meses después, con el ajuste exigido ya en marcha, el interés del bono era notablemente mayor, del 5,32 por ciento .y la prima de riesgo había subido a 291 puntos. ¿Había evitado el ajuste que subiera la prima de riesgo? Los datos, no la retórica, dicen que no. ¿Esa escalada había obligado a una intervención de España? Los hechos, no la retórica, dicen que no, porque la prima de riesgo, y por tanto el interés del bono, continuó su ascenso tras el ajuste y no hubo intervención alguna durante todo el mandato socialista.

Tan es así que más de un año después, en agosto de 2011 la prima de riesgo rebasó los 400 puntos, a pesar del ajuste. El miedo es libre y la capacidad de ceder ante los que  te meten miedo también. A esas alturas Zapatero elevó a rango constitucional principios de marcado carácter neoliberal: la prohibición de déficit público y el anteponer el pago de la deuda a las necesidades más imperiosas de los ciudadanos. La ponencia política de la recién clausurada Conferencia Socialista asegura que se hizo “con el fin de transmitir seguridad y solvencia a los tenedores de la deuda española”. ¿Se transmitió? Los datos dicen que no, aunque la retórica diga lo contrario. La prima de riesgo siguió escalando: dos meses después del  sometimiento constitucional a los mercados subió a los 472 puntos. Y esto no era nada para lo que vino cuando el PP acentuó el ajuste. En julio de 2012 llegó a 637 puntos.

 Ahora descendemos a la economía real. ¿Tuvo consecuencias el giro hacia el ajuste? La ponencia política socialista asegura que el efecto se agravó por “la recesión, que comenzó de nuevo en el verano de 2011”. ¿No se han preguntado si fue precisamente el ajuste el que trajo de nuevo la recesión en el verano de 2011?

En 2010, el paro en España aumentó en 370.000 personas. Aplicado el ajuste, en 2011, el aumento fue de 577.000. Y en 2012  hubo 692.000 más.

Pese a los reiterados ajustes, ningún año se consiguió reducir el déficit público, el exceso de gasto sobre la escasez de ingresos, como se había planificado en los correspondientes presupuestos. Los gastos se recortaban, pero la recaudación de impuestos no aumentaba lo previsto, por la caída de la actividad económica. Tampoco analizan los socialistas las consecuencias del ajuste iniciado en mayo de 2010.

Lo que he descrito hasta ahora no es un ejercicio de mirar hacia atrás para hurgar en la herida. La estrategia del ajuste inaugurada en mayo de 2010 sigue vigente. Es la que determina toda la política económica y social de España y de la Zona Euro. La diferencia es que el PP la ha intensificado sin límite alguno. Por ello parece lo más lógico que los socialistas la evalúen con sentido crítico desde su origen.


El principal problema de los socialistas en los últimos años ha sido creer que, para defender y desarrollar el  estado de bienestar bastaba con proclamarlo, y dejar que los mercados hicieran el resto. La crisis demostró el error, y el ajuste como salida de la crisis, elevado a rango constitucional, lo acentuó.