"El secreto de ser aburrido es decirlo todo"

Voltaire.

domingo, 30 de agosto de 2015

PRESUPUESTOS PARA 2016. ¡MANDANGAS!

Es un truco demasiado fácil establecer recortes sociales con carácter permanente y al final, cuando hay que rendir cuentas al ciudadano, aprobar ciertas subidas del gasto social que, ni de lejos, llegan a lo que había antes del destrozo.
El hábito de la desesperación es peor que la desesperación misma.                                                
Albert Camús. La Peste                                                                              

Realmente la palabra con que cierro el título de este artículo no significa gran cosa. Es casi una interjección. Como decir bah…No aporta nada a lo que aquí voy a contar. Si encabezo con ella este escrito es por tratar de darle actualidad. Esta es la segunda entrega que publico sobre los Presupuestos de 2016 y temía que, una vez celebrado el debate en el Congreso, ahora resultase desfasada. Pensé que colocando la palabra mandangas despertaría el interés que he comprobado por ella los últimos días en los medios. Hay que estar a la actualidad, aunque, tras los seis días transcurridos desde que el ministro Montoro la emplease con desdén en el debate de Presupuestos, es posible que se haya desactualizado ya.

En fin, vamos con lo que hay detrás de los Presupuestos “más sociales” de Rajoy. Y tomamos como referencia el momento en que llegó al Gobierno. Cómo son de sociales en relación a los que había. O lo que es lo mismo, cuál ha sido el destrozo.

La factura de las pensiones. Es la única que sube dentro del gasto social y la más cuantiosa, El dinero dedicado a ella ha subido considerablemente, el 20 por ciento en esos cuatro años. El aumento es debido a dos cosas: el incremento continuo de nuevos pensionistas, con derecho a pensiones mayores, por su mayor cotización en el pasado. Algo que ha venido ocurriendo de manera constante desde hace años. Y la congelación de las pensiones en 2011, acordada por el Zapatero, en lo que fue el comienzo de los ajustes “europeos”. La explicación de que la mejora económica conseguida por el PP hace posible ese aumento del gasto en pensiones es falaz. La recaudación de las cotizaciones sociales, con la que se pagan las pensiones, es hasta mitad de 2015, menor que en el mismo periodo de 2011 y lo ha sido aun más en el resto de los años de Gobierno del PP. No aumenta, porque han bajado los salarios de donde se extrae la cotización. Para pagar el incremento del gasto en pensiones, Rajoy ha tenido que sacar del Fondo de Reserva de la Seguridad Social 43.000 millones de euros. Es dinero acumulado en el pasado, no con el PP. Esa pretendida mejora económica, ha dejado el Fondo de Reserva a menos de la mitad de lo que tenía cuando llegó al poder. Para evitarlo harían falta dos cosas: Que aumentase de verdad el número de cotizantes, el empleo. Y que los salarios subieran de manera adecuada para que se incrementase la cotización por cada sueldo. Pero el Gobierno de Rajoy  buscó otra solución: el recorte, con la reforma del sistema de Seguridad Social. Así, poco a poco las pensiones se encogerán. Las existentes aumentarán menos (esto ya ha empezado) y las nuevas pueden ser más bajas. El Gobierno calcula que en ocho años se ahorrará 33.000 millones de euros.

Ayuda a los parados. La rebaja del dinero total es la más contundente. En 2011 se entregaron a las personas que se habían quedado sin trabajo 30.500 millones de euros. En su Presupuesto-Programa electoral para 2016 el PP dice que les abonará en total 20.000 millones. Es un 35 por ciento menos de dinero. Se puede pensar que este ahorro presupuestario es debido a que hay menos parados. Pero el argumento no vale. El número de parados registrados en las oficinas de empleo es ahora prácticamente el mismo que hace cuatro años, tan sólo un 0,8 por ciento menos. Sin embargo, el recorte del dinero es muchísimo mayor. Si calculamos el gasto por cada parado, este ha bajado el 28 por ciento. La razón es doble. Cada vez son más los parados que, pasado el tiempo establecido para cobrar el subsidio, siguen sin encontrar un empleo y quedan desasistidos. Además, en 2012 el Gobierno redujo parte de la prestación. La consecuencia es que ahora hay casi dos millones de parados inscritos en la oficinas de empleo sin cobrar un céntimo. Son 470.000 más que hace cuatro años. Y ello sin contar los parados no inscritos, cuya cifra elevaría los desempleados sin ayuda alguna a casi tres millones de personas. 

Fomento del Empleo. La mayor parte de ese dinero se destina a animar a las empresas a que contraten trabajadores. En realidad es de dudosa utilidad. Si el empresario contrata es porque tiene expectativa de hacer negocio, si no,  no lo hace. Si el Estado le da dinero por ello, pues tanto mejor para él, eso que se ahorra y lo paga el contribuyente. Pero este Gobierno y las autoridades de la Unión Europea han apostado por ello. También el anterior. ¿Quién va a discutir que se gaste dinero para crear empleo? Miramos cifras y comprobamos que ese gasto tan bien visto es en el presupuesto póstumo del PP un 28 por ciento menor que en 2011.  En cualquier caso, al margen de las ayudas a la contratación, hay algo de cuya utilidad que nadie duda: la formación profesional.  Muchos ven en ella la piedra filosofal para crear empleo.  Pues también para esto se destina menos dinero que en 2011, un 5 por ciento menos.

Dependencia. El dinero del Estado para esto siempre ha sido escaso. Zapatero lo redujo en 2011, tras haber sido su impulsor. Pues ahora es todavía menor: 1.250 millones, un 16 por ciento menos que hace cuatro años.

Acceso a la vivienda. Se trata de una partida dedicada a garantizar un derecho constitucional, el de disfrutar de una vivienda digna y adecuada (artículo 47 de la Constitución).  Desde que gobierna el PP, se han producido al menos 225.000 desahucios. Una parte importante han sido en  casas donde vivían personas a las que se ha privado de ese derecho constitucional. El dinero destinado para acceso a la vivienda en los Presupuestos de 2016 no representa ni  la mitad del que se dedicó en 2011.

Hay otras políticas sociales cuyo gasto principal lo hacen las comunidades autónomas. Son la sanidad y la educación. El Gobierno de Rajoy ya se ocupó  desde 2012 de imponerles unos recortes contundentes. Su objetivo fue que las comunidades gastasen 10.000 de euros menos en ellos con carácter permanente. No se trataba del recorte de un año, sino de un ajuste llamado estructural. Pero en lo que se refiere a las cuentas del Estado, también predicó con el ejemplo. En 2016 , destina a sanidad un 6 por ciento menos que en 2011. Y a educación un 12 por ciento menos.  Finalmente, para cultura, el dinero previsto representa el 23 por ciento menos que en 2011
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Hay otros gastos de los que el Gobierno de Rajoy ha presumido que incrementa. Veamos.
El gasto en investigación. Se dice  que es clave para el desarrollo de cualquier país moderno, pero fue uno de los primeros que sufrió la tijera desde que comenzó la crisis, ya en tiempos de Zapatero. Rajoy se cebó aún más con ella. Entre 2010 y 2013, el número de investigadores que trabajaban en el sector público disminuyó en 10.600. Es una reducción del 12 por ciento sobre los que había, más del doble que la reducción de empleados públicos en conjunto. Esos investigadores se habrán jubilado, se habrán ido de España o habrán tenido que dedicarse a otra cosa. El resultado en dinero sigue esa senda. Para 2016 se destina un 23 por ciento menos   que en 2011 a investigación.

Dinero para las Comunidades Autónomas. Otro de los lugares comunes del Gobierno es el apoyo a las autonomías en sus  gastos. El ministro Montoro, ha reiterado el abandono en que las tenía el Gobierno anterior. Las cifras dicen otra cosa. Con independencia del dinero que les corresponde de la recaudación de impuestos, los Presupuestos de 2016 les aportan un 7 por ciento menos de lo que les aportó el de 2011.


Como conclusión, no se me ocurre mucho más que añadir en plan retórico. Diré, si sirve de algo, que me parece que el engaño ha consistido en acordar una fuerte reducción de las prestaciones sociales con carácter permanente y luego, cuando llega la cita con las urnas, subir un poquito su gasto respecto al año anterior para aparentar que ha habido rectificación.

domingo, 23 de agosto de 2015

PRESUPUESTOS PARA LA ETERNIDAD.

La decisión de Rajoy de dejar aprobados los presupuestos al Gobierno que le suceda sólo puede entenderse como el deseo de hacer inmutable lo que el PP ha establecido. Con ello deja claro que quiere perpetuar el recorte del gasto social, claramente más bajo que cuando llegó al poder.

Todo el mal que se ha hecho en el mundo, se ha hecho por buenas razones.
Hegel.


El Gobierno de Mariano Rajoy va a despedirse de esta legislatura con un hecho desconocido. Dejar aprobados los presupuestos al Gobierno que le suceda. No es que ahora se produzca una situación diferente de otras. Durante  el actual régimen político se han celebrado elecciones en el último trimestre del año en tres ocasiones y los gobiernos respectivos no acudieron a la treta de Rajoy. Prorrogaron los anteriores Presupuestos y esperaron a que el siguiente Gobierno elaborase los suyos y el nuevo Parlamento los aprobase.  Lo hizo el Gobierno de la UCD en 1982. Lo volvió a hacer el Gobierno del PSOE en 1989. Y otra vez el PSOE en 2011. En 1995 el Congreso rechazó los presentados y hubo también que prorrogarlos.

Los presupuestos son el instrumento básico para gobernar. Ninguna política estatal puede hacerse sin adecuarse a ellos. Por eso, todo Gobierno tiene el derecho, y la obligación, de elaborarlos en sintonía con la política que quiere aplicar. Eso explica que  “la lucha por el manejo del Presupuesto, ha equivalido siempre a la lucha por el poder político”, como dice el  profesor Antonio Torres del Moral. Hurtar al futuro gobierno  esa  posibilidad no puede entenderse más que como un intento de “luchar por el poder político” al margen de las elecciones, que inevitablemente se deben celebrar antes de que acabe este año.

 El Gobierno esgrime: “Al aprobar los Presupuestos marcamos una senda que permite a los distintos agentes económicos públicos y privados hacer sus previsiones, y tomar sus decisiones estratégicas en un horizonte de estabilidad”. Lo dijo el presidente Rajoy, el viernes en que se aprobaron en Consejo de Ministros. La razón empleada encierra dos perversiones políticas. La primera es conceder valor cero a un resultado de las elecciones que no se ajuste a esos Presupuestos. La segunda es hacer creer “a los distintos agentes económicos públicos y privados” en la inmutabilidad de lo que el PP ha dejado establecido.

En realidad, para todo en la vida hay razones que aducir. No conozco a ningún partido político, empresa, gobierno u organización de cualquier naturaleza que no explique lo que hace por buenas razones. Por ejemplo, al llegar al Gobierno, Rajoy fue apremiado por la Comisión Europea para que aprobase cuanto antes los Presupuestos y esperó a la celebración de las elecciones andaluzas, para hacerlo. Adujo también razones. Y la incertidumbre, si esta se mide como hacen los listos, es decir con la prima de riesgo, era muchísimo mayor. Estaba entonces en 333 puntos. Ahora está en 134. Bien es cierto que, nada más aprobarse finalmente los primeros presupuestos de Rajoy, en junio de 2012, ese termómetro había subido a 484 y llegó a más.

Pero todo se hace por algo, y Rajoy tendrá sus motivos. Aquí indico dos posibles.
El primero. Si el PP se viera en la necesidad de buscar aliados para seguir gobernando, podría imponerles estos Presupuestos, los suyos, conseguidos con una mayoría absoluta en una legislatura previa.

Segundo, tras años de recortes, Rajoy quiere presentar estos Presupuestos como los de la reconciliación con los ciudadanos a los que ha machacado. Eso explicaría ese canto del giro social. Se trataría de llevar al Boletín Oficial del Estado su programa para las elecciones de este año.

¿Presupuestos sociales? Tras cuatro años de recortes sociales el Gobierno los presenta como una compensación por esos sacrificios. Hagamos por tanto un ejercicio de memoria y comparemos el sesgo social de estas cuentas con las que había cuatro años antes.

Gasto social total en los Presupuestos. Para 2016 los gastos llamados sociales representarán el 53,5 por ciento de todo el dinero que dedicará el Estado. Cuando llegó el PP al Gobierno ese gasto social suponía el 58 por ciento. Eso significa que en estos nuevos Presupuestos-Programa electoral del PP para 2016 el gasto social permanece recortado en 4,5 puntos.

El único gasto social que sube es el de las pensiones. Es desde luego el más voluminoso. Ahora se va a gastar mucho más en pensiones: un 20 por ciento más que en 2011. Pero su incremento se debe sobre todo al continuo aumento de pensionistas con pensiones más altas, porque en los años de bonanza cotizaron más. El Gobierno de Rajoy ya tomó medidas para evitar ese ritmo de aumento, pero se notarán poco a poco.
Para el resto del gasto social, estos Presupuestos “tan sociales” destinan un 23 por ciento menos de dinero que los de 2011.

Para ayudar a los parados habrá 10.000 millones de euros menos. ¿Es porque hay menos parados? No. El número de  parados inscritos en las oficinas de empleo es prácticamente el mismo, tan sólo un 0,8 por ciento menos ahora. Pero el recorte total del dinero en ayudas es del 35 por ciento.

Para fomento del empleo, del que el Gobierno no para de presumir, se destina un 28 por ciento menos que en 2011. Desciende incluso el dinero para formación profesional. En dependencia, el dinero es escaso y se recorta un 16 por ciento respecto al recorte ya aplicado en 2011.  Para facilitar el acceso a la vivienda el dinero presupuestado para 2016 no llega ni a la mitad del que había en 2011. Esto pese a que se ha disparado el número de familias que se han quedado sin casa.


En sanidad el  gasto del Estado para 2016 será un 6 por ciento menor que en 2011. Y en educación un 12 por ciento más bajo. En realidad son dos prestaciones sociales encomendadas a las comunidades autónomas, las que gastan el dinero en salud y enseñanza. Y es ahí donde hay que mirar.  El 9 de abril de 2012, cuatro meses después de llegar al poder, el Gobierno anunció un recorte de 10.000 millones de euros en sanidad y educación. No se trataba de gastar menos ese año o el siguiente. En realidad eran “reformas encaminadas a lograr una mayor racionalización” decía textualmente la nota difundida por Moncloa, que añadía “el ahorro previsto superará los 10.000 millones de euros”. Era por tanto un recorte estructural, para siempre, año tras año, que afectaba a los servicios que prestan las comunidades autónomas. Hasta ahora, ninguna nota, disposición o declaración del Gobierno ha levantado ese recorte perpetuo. Eso le ocurre a muchas otras cosas y los Presupuestos-Programa electoral del PP no pueden ocultarlo si se miran con cuidado. En un artículo siguiente entraremos en detalle. Aquí sería muy largo.