"El secreto de ser aburrido es decirlo todo"

Voltaire.

domingo, 23 de agosto de 2015

PRESUPUESTOS PARA LA ETERNIDAD.

La decisión de Rajoy de dejar aprobados los presupuestos al Gobierno que le suceda sólo puede entenderse como el deseo de hacer inmutable lo que el PP ha establecido. Con ello deja claro que quiere perpetuar el recorte del gasto social, claramente más bajo que cuando llegó al poder.

Todo el mal que se ha hecho en el mundo, se ha hecho por buenas razones.
Hegel.


El Gobierno de Mariano Rajoy va a despedirse de esta legislatura con un hecho desconocido. Dejar aprobados los presupuestos al Gobierno que le suceda. No es que ahora se produzca una situación diferente de otras. Durante  el actual régimen político se han celebrado elecciones en el último trimestre del año en tres ocasiones y los gobiernos respectivos no acudieron a la treta de Rajoy. Prorrogaron los anteriores Presupuestos y esperaron a que el siguiente Gobierno elaborase los suyos y el nuevo Parlamento los aprobase.  Lo hizo el Gobierno de la UCD en 1982. Lo volvió a hacer el Gobierno del PSOE en 1989. Y otra vez el PSOE en 2011. En 1995 el Congreso rechazó los presentados y hubo también que prorrogarlos.

Los presupuestos son el instrumento básico para gobernar. Ninguna política estatal puede hacerse sin adecuarse a ellos. Por eso, todo Gobierno tiene el derecho, y la obligación, de elaborarlos en sintonía con la política que quiere aplicar. Eso explica que  “la lucha por el manejo del Presupuesto, ha equivalido siempre a la lucha por el poder político”, como dice el  profesor Antonio Torres del Moral. Hurtar al futuro gobierno  esa  posibilidad no puede entenderse más que como un intento de “luchar por el poder político” al margen de las elecciones, que inevitablemente se deben celebrar antes de que acabe este año.

 El Gobierno esgrime: “Al aprobar los Presupuestos marcamos una senda que permite a los distintos agentes económicos públicos y privados hacer sus previsiones, y tomar sus decisiones estratégicas en un horizonte de estabilidad”. Lo dijo el presidente Rajoy, el viernes en que se aprobaron en Consejo de Ministros. La razón empleada encierra dos perversiones políticas. La primera es conceder valor cero a un resultado de las elecciones que no se ajuste a esos Presupuestos. La segunda es hacer creer “a los distintos agentes económicos públicos y privados” en la inmutabilidad de lo que el PP ha dejado establecido.

En realidad, para todo en la vida hay razones que aducir. No conozco a ningún partido político, empresa, gobierno u organización de cualquier naturaleza que no explique lo que hace por buenas razones. Por ejemplo, al llegar al Gobierno, Rajoy fue apremiado por la Comisión Europea para que aprobase cuanto antes los Presupuestos y esperó a la celebración de las elecciones andaluzas, para hacerlo. Adujo también razones. Y la incertidumbre, si esta se mide como hacen los listos, es decir con la prima de riesgo, era muchísimo mayor. Estaba entonces en 333 puntos. Ahora está en 134. Bien es cierto que, nada más aprobarse finalmente los primeros presupuestos de Rajoy, en junio de 2012, ese termómetro había subido a 484 y llegó a más.

Pero todo se hace por algo, y Rajoy tendrá sus motivos. Aquí indico dos posibles.
El primero. Si el PP se viera en la necesidad de buscar aliados para seguir gobernando, podría imponerles estos Presupuestos, los suyos, conseguidos con una mayoría absoluta en una legislatura previa.

Segundo, tras años de recortes, Rajoy quiere presentar estos Presupuestos como los de la reconciliación con los ciudadanos a los que ha machacado. Eso explicaría ese canto del giro social. Se trataría de llevar al Boletín Oficial del Estado su programa para las elecciones de este año.

¿Presupuestos sociales? Tras cuatro años de recortes sociales el Gobierno los presenta como una compensación por esos sacrificios. Hagamos por tanto un ejercicio de memoria y comparemos el sesgo social de estas cuentas con las que había cuatro años antes.

Gasto social total en los Presupuestos. Para 2016 los gastos llamados sociales representarán el 53,5 por ciento de todo el dinero que dedicará el Estado. Cuando llegó el PP al Gobierno ese gasto social suponía el 58 por ciento. Eso significa que en estos nuevos Presupuestos-Programa electoral del PP para 2016 el gasto social permanece recortado en 4,5 puntos.

El único gasto social que sube es el de las pensiones. Es desde luego el más voluminoso. Ahora se va a gastar mucho más en pensiones: un 20 por ciento más que en 2011. Pero su incremento se debe sobre todo al continuo aumento de pensionistas con pensiones más altas, porque en los años de bonanza cotizaron más. El Gobierno de Rajoy ya tomó medidas para evitar ese ritmo de aumento, pero se notarán poco a poco.
Para el resto del gasto social, estos Presupuestos “tan sociales” destinan un 23 por ciento menos de dinero que los de 2011.

Para ayudar a los parados habrá 10.000 millones de euros menos. ¿Es porque hay menos parados? No. El número de  parados inscritos en las oficinas de empleo es prácticamente el mismo, tan sólo un 0,8 por ciento menos ahora. Pero el recorte total del dinero en ayudas es del 35 por ciento.

Para fomento del empleo, del que el Gobierno no para de presumir, se destina un 28 por ciento menos que en 2011. Desciende incluso el dinero para formación profesional. En dependencia, el dinero es escaso y se recorta un 16 por ciento respecto al recorte ya aplicado en 2011.  Para facilitar el acceso a la vivienda el dinero presupuestado para 2016 no llega ni a la mitad del que había en 2011. Esto pese a que se ha disparado el número de familias que se han quedado sin casa.


En sanidad el  gasto del Estado para 2016 será un 6 por ciento menor que en 2011. Y en educación un 12 por ciento más bajo. En realidad son dos prestaciones sociales encomendadas a las comunidades autónomas, las que gastan el dinero en salud y enseñanza. Y es ahí donde hay que mirar.  El 9 de abril de 2012, cuatro meses después de llegar al poder, el Gobierno anunció un recorte de 10.000 millones de euros en sanidad y educación. No se trataba de gastar menos ese año o el siguiente. En realidad eran “reformas encaminadas a lograr una mayor racionalización” decía textualmente la nota difundida por Moncloa, que añadía “el ahorro previsto superará los 10.000 millones de euros”. Era por tanto un recorte estructural, para siempre, año tras año, que afectaba a los servicios que prestan las comunidades autónomas. Hasta ahora, ninguna nota, disposición o declaración del Gobierno ha levantado ese recorte perpetuo. Eso le ocurre a muchas otras cosas y los Presupuestos-Programa electoral del PP no pueden ocultarlo si se miran con cuidado. En un artículo siguiente entraremos en detalle. Aquí sería muy largo. 

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