"El secreto de ser aburrido es decirlo todo"

Voltaire.

viernes, 8 de abril de 2016

SE SOBREPASÓ EL DÉFICIT, AFORTUNADAMENTE

Muchos de los que claman contra la austeridad, (muy mal vista por los ciudadanos) se lamentan de que no se haya cumplido con el ajuste del déficit, que es la materialización de la austeridad. Es una clara contradicción y en clave política populismo en estado puro,
La contradicción al hacer afirmaciones es aparentemente fácil de detectar. Por ejemplo, si alguien dice que es bueno alimentarse y añade que es malo comer, cualquiera  entiende que ha formulado dos juicios contradictorios. Sin embargo, no siempre la contradicción es tan patente. En política,  en economía o en el debate social  los medios de comunicación recogen frecuentes contradicciones que se lanzan cargadas de un aparente buen juicio. Voy a referirme a una.

Se pregunta,  por ejemplo,  a un experto si está de acuerdo con la política de austeridad. Responde que  no, porque dificulta la salida de la crisis y además es injusta, al  recortar gastos necesarios para la mayoría social. Le pedimos al mismo experto su opinión sobre el hecho de que España haya superado con claridad el límite de déficit público acordado por la Unión Europea para nuestro país. Y nos responde que es un desastre, porque el Gobierno no ha sido capaz de ajustar los ingresos y los gastos públicos. Suena tan normal ¿No? Yo se lo he escuchado a varios políticos del PSOE, o a analistas económicos, que aparentemente se han expresado con todo rigor. Y se trata de una contradicción encubierta, porque la reducción del déficit,  tal y como manda Bruselas, es precisamente la materialización de la política de austeridad y la causa de los recortes todos estos años.

La semana pasada se publicó que en 2015 España sobrepasó en 11.000 millones de euros el límite de déficit que le había fijado la Unión Europea. Vamos a lo concreto, para no hacernos un lío.

De acuerdo con el Pacto Europeo de  Estabilidad, los gastos públicos de ningún país deben sobrepasar sus ingresos por encima del 3 por ciento de su actividad económica, de su PIB. En dinero, eso para España serían 32.000 millones de euros.  En época de verdadero crecimiento económico esto es posible. El Estado, las comunidades autónomas, los ayuntamientos y la Seguridad Social recaudan suficiente con los impuestos y con las cotizaciones sociales. Al mismo tiempo, tienen que gastar menos en el pago a los parados. De hecho, durante el periodo de “vacas gordas”, en 2005, 2006 y 2007, España tuvo superávit, el gasto de las administraciones públicas fue menor que sus ingresos. 

Pero con la crisis, todo eso se vino abajo. Aquí y en el resto de los países el déficit aumentó muy por encima de lo permitido. En España, mucho más. Pese a todo, la Unión Europea persistió en su decisión, y obligó a los Estados a reducir el déficit paulatinamente para llegar cuanto antes a ese límite del 3 por ciento. No es un asunto técnico, sino que tiene efectos directos sobre la economía y la población.  Es la política de la austeridad.

Ha supuesto recortar los gastos sociales, innecesarios para los ricos, pero imprescindibles para la mayoría de la gente con ingresos medios y bajos. Y recortar el dinero para obras públicas, que crean empleo,  o el destinado a investigación, necesario para mejorar la economía.

También  ha supuesto subir los impuestos, pero no todos, sólo los que paga la gente corriente, el IVA y el de la renta. El impuesto de sociedades, el que pagan las empresas o muchos ricos, no lo ha hecho. Al contrario, con él cada vez se paga menos. Valgan unas cifras: en 2014 con el impuesto de la renta, el IRPF, se recaudaron 70.000 millones de euros, casi 6.000 millones más que en 2006, a pesar de que de que trabajaban 2 millones y medio de personas menos. En cambio, con el impuesto de sociedades se recaudaron tan sólo 18.500 millones de euros, menos de la mitad que en 2006, pese a que las ganancias empresariales eran un 7 por ciento mayores.

El 2015 España debía tener un déficit equivalente al 4,2 por ciento de toda la actividad económica, del PIB. Son poco más de 45.000 millones de euros. Suponía reducirlo en 16.000 millones respecto al año anterior. Se ha quedado muy lejos: el déficit ha sido 11.000 millones mayor del previsto….afortunadamente, porque con 11.000 millones  menos de déficit la economía hubiera ido peor. Ángel Laborda, experto de Funcas, centro de investigación económica de las cajas de ahorros, calcula que de haberse cumplido el déficit impuesto por la Unión Europea, el crecimiento hubiese sido medio punto más bajo, según le dijo a El Diario.es.

¿Qué ocurrió? Montoro, el ministro de Hacienda,  echa la culpa a las comunidades autónomas. Estas tuvieron un déficit 10.400 millones superior a lo previsto. Pero todo se debió a que, pese a la mejoría económica, su recaudación fue mucho más baja de lo esperado. No fue un exceso de gasto: de hecho el gasto fue más bajo de lo presupuestado. Pese a lo que se cuenta de la mejora económica, nuestra economía no recaudó lo previsto. Le ocurrió también a la Seguridad Social: los asalariados ganan menos y las cotizaciones fueron mucho menores de lo calculado.

Esto significa que la economía española no está recuperada para pagar sus gastos, por mucho que se recorte. Mejor dicho, como se recorta, para tratar de cumplir el déficit que manda la Unión Europea, la economía no tira lo suficiente para recaudar más y así tratar de cubrir los gastos presupuestarios.


¿Quién ha impuesto esta dinámica perversa? Pues la Unión Europea, que exige infructuosamente que se cumpla el objetivo de déficit. Es por tanto la Unión Europea y su política de austeridad la responsable. ¿Alguien ha oído a la Comisión Europea corresponsabilizarse de este fracaso? Se podía esperar que no lo hiciera, por supuesto. Lo que no parece normal es que su mensaje, exigiendo más ajustes, haya sido recibido tan sólo como un reproche al Gobierno. Muchos de los que claman contra la austeridad,  (muy mal vista por los ciudadanos) se lamentan de que no se haya cumplido con el ajuste del déficit (en sintonía con la Unión Europea, que ha impuesto la austeridad). Es una clara contradicción y en clave política populismo en estado puro, porque la mayoría de los ciudadanos no captan el desafuero y se quedan sólo con las críticas a los recortes.   Nada más conocer el afortunado incumplimiento del déficit, que evitó más recortes aún y un posible empeoramiento de la economía, el responsable económico del PSOE, Jordi Sevilla,  reconocía que esto complicaba la gestión del próximo Gobierno. Es algo como decir: qué faena, los ajustes que no hizo Rajoy los tendremos que hacer ahora nosotros. 

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